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sábado, 1 de diciembre de 2012

Stalin y el culto a la personalidad, ¿qué hay de cierto? William B. Bland



Muchos antiestalinistas han escrito extensamente sobre esto elevando a verdades absolutas rumores y datos nunca contrastados
 
Conseguir que la gente deje de odiarte es bastante difícil; puedes intentar ser amable con ellos; eso podría funcionar. Pero ¿qué ocurre cuando la gente te aprecia --e incluso te ama? ¿Es posible hacer que dejen de albergar ese sentimiento? Seguramente es posible, pero ¿con qué finalidad haría alguien una cosa así?

 El 14 de febrero de 1956, el político revisionista soviético Nikita Jruschev [2] , entonces Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, de manera pública pero oblicua atacó a Stalin en el XX Congreso del Partido: "Es de importancia suprema restablecer y reforzar por todos los medios posibles el principio leninista del liderazgo colectivo. El Comité Central... condena enérgicamente el culto individual como ajeno al espíritu del marxismo-leninismo". (N.S. Jruschev:, Report to the Central Committee, 20th Congress [Informe al Comité Central; XX Congreso del PCUS] febrero de 1956; Londres; 1956; p. 80-81). En su 'discurso secreto' al mismo Congreso el 25 de febrero (que se filtró al Ministerio de Asuntos Exteriores de los EEUU, pero no fue publicado en la Unión Soviética) Jruschev atacaba a Stalin de forma más directa, afirmando que "el culto individual adquirió un tamaño monstruoso principalmente porque el mismo Stalin, utilizando todos los métodos concebibles, apoyó la glorificación de su propia persona" (Instituto Ruso, Columbia University (Ed.): The Anti-Stalin Campaign and International Communism [La Campaña Anti-Stalin y el Comunismo Internacional]; Nueva York; 1956; p. 69).

 Muchos anti-comunistas y anti-estalinistas han escrito extensamente sobre el "culto a la personalidad", propagando siempre los mismos rumores y opiniones sin fundamento como si fueran hechos probados. De hecho, numerosos testigos dan fe de la sencillez y modestia de Stalin. Así pues, veamos lo que dicen diversos testigos oculares de todas las ideologías políticas, testigos que no tenían NINGUNA RAZÓN para mentir.

 Comencemos por las declaraciones de testigos oculares neutros y\u hostiles sobre la persona de Stalin.

 El diplomático americano Joseph Davies [3] hizo hincapié en las maneras sencillas y amables de Stalin: "Me asusté un poco cuando vi la puerta... abierta y el Sr. Stalin entró en el despacho solo.... Su comportamiento es amable, sus maneras despreocupadamente sencillas... Me saludó cordialmente con una sonrisa y con gran sencillez, pero también con auténtica dignidad.... Sus ojos castaños son de mirada sumamente amable y apacible. A un niño le gustaría sentarse en su regazo y un perro se acercaría furtivamente hasta él". (J. E. Davies: Mission to Moscow [Misión en Moscú]; Londres; 1940; p. 222, 230).

 Isaac Don Levine [4] escribe en su biografía hostil de Stalin: "Stalin no busca honores. Aborrece la pompa. Es contrario a todo tipo de demostraciones públicas. Podría llevar en el pecho todas las insignias nominales de un gran estado. Sin embargo, prefiere mantenerse en un segundo plano" (J. D. Levine: Stalin: A Biography [Stalin: una Biografía]; Londres; 1931; p. 248-49).

 Otro crítico hostil, Louis Fischer [5], señala 'la capacidad de escuchar' de Stalin: "Stalin... es una fuente de inspiración para el Partido por su firme voluntad y su calma. Los individuos en contacto con él admiran su capacidad de escuchar y su habilidad para mejorar las sugerencias y propuestas de subordinados sumamente inteligentes" (L. Fischer: Artículo publicado en The Nation, Volumen 137 (9 de agosto de 1933); p. 154).

 Eugene Lyons [6], en su biografía titulada Stalin: Czar of All the Russias [Stalin: Zar de Todas las Rusias], describe el sencillo modo de vida de Stalin: "Stalin vivía en un apartamento modesto de tres habitaciones.... En su vida diaria sus gustos fueron siempre sencillos, casi hasta el extremo de la crudeza.... Incluso los que le odiaban con un odio desesperado y le atribuían sádicas crueldades nunca le acusaron de excesos en su vida privada... Los que miden el 'éxito' por los millones de dólares, los yates y las amantes encuentran difícil de entender cómo el poderoso puede encontrar placer en la austeridad… No había nada ni remotamente parecido a la actitud de un ogro en su aspecto o en su conducta, nada teatral en sus maneras. Un hombre agradable, serio y maduro --evidentemente dispuesto a ser amistoso con el primer extranjero que había admitido a su presencia en años. 'Es una persona agradable desde cualquier punto de vista', recuerdo que pensaba mientras estábamos allí sentados, y ese pensamiento me causaba asombro" (E. Lyons: Stalin: Czar of All the Russias [Stalin: Zar de Todas las Rusias]; Filadelfia; 1940; p. 196, 200).

 Lyons le preguntó a Stalin: "¿Es usted un dictador?"; Stalin sonrió, dando a entender así que la pregunta era absurda. "No", dijo con lentitud, “no soy ningún dictador. Los que usan esa palabra no entienden el sistema soviético de gobierno ni los métodos del Partido Comunista. Ningún hombre o grupo de hombres puede dictar nada. Las decisiones son tomadas por el Partido y aceptadas por sus órganos, el Comité Central y el Politburó" (E. Lyons: ibíd.; p. 203). (Comentario Editorial: recordemos que Lyons fue uno de los reporteros occidentales que colaboraron con los nazis en la elaboración de la mentira del "hambre de la colectivización").

 El revisionista finlandés Arvo Tuominen (1894-1981), fuertemente hostil a Stalin, comenta en su libro The Bells of the Kremlin [Las Campanas del Kremlin] el deseo de Stalin de pasar inadvertido: "En sus discursos y escritos Stalin siempre se retiraba a un segundo plano, hablando sólo del comunismo, del poder soviético y del Partido, y acentuando que él era simplemente un representante de la idea y de la organización, nada más... Nunca advertí la más mínima señal de vanagloria en Stalin" (A. Tuominen: The Bells of the Kremlin [Las Campanas del Kremlin]; Hanovre (New Hampshire, EE. UU); 1983; p. 155, 163).

 En este punto el mismo autor expresa su sorpresa por el contraste entre el verdadero Stalin y la imagen de propaganda que se había extendido sobre él: "Durante mis muchos años en Moscú nunca dejó de maravillarme el contraste entre el hombre y las semblanzas colosales que se habían hecho de él. Aquel caucasiano de altura media, ligeramente picado de viruela y con un gran mostacho, se hallaba todo lo lejos que uno pudiera imaginar del estereotipo de un dictador. Pero, al mismo tiempo, la propaganda proclamaba sus capacidades sobrehumanas" (A. Tuominen: ibíd., p. 155).

 El mariscal soviético Georgy Zhukov [7] habla de la 'carencia de afectación' de Stalin: "sin afectación y sin manierismos, él (Stalin) se ganaba el corazón de todos los que le trataban" (C. K. Zhukov: The Memoirs of Marshal Zhukov [Memorias del Mariscal Zhukov]; Londres; 1971; p. 283).

 La hija de Stalin, Svetlana Alliluyeva [1926-] es lo bastante crédula como para aceptar casi cualquier difamación contra su padre, pero incluso ella rechaza la acusación de que el propio Stalin tramase el 'culto' a su personalidad. Svetlana describe un viaje en tren con Stalin de Crimea a Moscú en 1948: "Al pararnos en una estación dimos un paseo por el andén. Mi padre llegó hasta la locomotora, saludando a los trabajadores del ferrocarril con los que se encontraba. No pudimos ver a un solo pasajero. Era un tren especial y no se permitió que nadie subiera al andén.... ¿Quien había ideado tal cosa? ¿Quien había ideado todas estas estratagemas? Desde luego, mi padre no. Era el sistema en que él mismo estaba preso y en el que sufrió la soledad, el vacío y la falta de compañerismo humano... Hoy en día, cuando leo u oigo en algún sitio que mi padre se consideraba a sí mismo prácticamente como un dios, me asombra que personas que le conocían bien puedan decir tal cosa.... Él jamás pensó en sí mismo como en un dios". (S. Alliluyeva: Letters to a Friend [Cartas a un Amigo]; Londres; 1968; p. 202-03, 213).

 Stalin y su hija Svetlana en 1936

Svetlana describe el dolor de los criados (que eran trabajadores con un salario) de la dacha cuando Stalin murió: "Estos hombres y mujeres que eran criados de mi padre le amaban. Él no era difícil de complacer. Al contrario, era cortés, modesto y directo con los que dependían de él... Hombres, mujeres, todos sin excepción le lloraron... Nadie estaba haciendo teatro. Todos se conocían desde hacía muchos años... Nadie en esa habitación le consideraba un dios o un superhombre, un genio o un demonio. Ellos le amaban y le respetaban por las cualidades humanas más ordinarias, aquellas cualidades de las que los criados son los mejores jueces de todos" (S. Alliluyeva: ibíd; p. 20, 22).

 Además, los hechos demuestran que en numerosas ocasiones el mismo Stalin denunció y ridiculizó el 'culto individual' por ser totalmente contrario al marxismo-leninismo. Por ejemplo:

 Junio de 1926: "Debo decir sinceramente, camaradas, que no me merezco ni la mitad de las cosas lisonjeras que se han dicho aquí sobre mí. Soy, al parecer, un héroe de la Revolución de Octubre, el líder del Partido Comunista Soviético, el líder del Comunismo Internacional, un caballero-guerrero legendario y todo lo demás. Esto es absurdo, camaradas, y la exageración completamente innecesaria. Éste es el tipo de cosas que por lo general se dicen en el funeral de un revolucionario difunto. Pero no tengo ninguna intención de morirme todavía. En realidad yo era, y continúo siendo, uno de los aprendices de los obreros especializados de los talleres del ferrocarril de Tiflis". (J. V. Stalin: Obras, Volumen 8; Moscú; 1954; p. 182).

 Octubre de 1927: "¿Y quién es Stalin? Stalin es sólo una figura menor" (J. V. Stalin: Obras. Volumen 10; Moscú; Moscú; 1954; p. 177).

Diciembre de 1929: "Vuestras felicitaciones y saludos únicamente los merece el gran Partido de la clase obrera que me dio a luz y que me forjó a su propia imagen y semejanza. Y solamente porque los merece nuestro glorioso Partido Leninista, me atrevo a daros mi agradecimiento como bolchevique" (J. V. Stalin: Obras, Volumen 12; Moscú; 1955; p. 146).

Abril de 1930: "Hay quienes piensan que el artículo 'El Vértigo del Éxito' fue resultado de la iniciativa personal de Stalin. Esto, desde luego, es absurdo. No es de recibo que la iniciativa personal en un asunto como éste sea tomada por una persona sola, quienquiera que sea, pues tenemos un Comité Central" (J. V. Stalin: Obras, ibíd.; p. 218).

Agosto de 1930: "Me habláis de vuestra 'devoción' hacia mí... Os aconsejaría que desechárais el 'principio' de la devoción a las personas. Ése no es el camino bolchevique. Sed únicamente devotos de la clase obrera, de su Partido, de su estado. Ésta es una cosa buena y útil. Pero no la confundáis con la devoción a las personas, esa fruslería vana e inútil propia de intelectuales de escasa voluntad". (J. V. Stalin: Obras, Volumen 13; Moscú; 1955; p. 20).

Diciembre de 1931: "En cuanto a mí, soy solamente un discípulo de Lenin, y el objetivo de mi vida es llegar a ser un discípulo digno de él... El marxismo no niega por completo el papel desempeñado por individuos excepcionales o que la historia esté hecha por las personas. Pero... las grandes personas sólo pueden hacer cosas valiosas en la medida en que son capaces de entender correctamente las condiciones reales, de entender cómo cambiarlas. Si no logran entender estas condiciones y pretenden cambiarlas según los impulsos de su imaginación, se encontrarán en la situación de Don Quijote. Las personas individuales no pueden decidir. Las decisiones de los individuos son siempre, o casi siempre, decisiones unilaterales.... En cada grupo colectivo, hay personas con cuya opinión debe contarse... A partir de la experiencia de tres revoluciones, sabemos que de cada 100 decisiones tomadas por personas individuales sin ser puestas a prueba y corregidas colectivamente, aproximadamente 90 son unilaterales. Nunca, bajo ninguna circunstancia, nuestros trabajadores podrán tolerar que el poder se concentre en las manos de una sola persona. Con nosotros, los personajes de mayor autoridad se reducen a la inexistencia, se convierten en meras cifras, en cuanto las masas de los trabajadores pierden la confianza en ellos". (J.V. Stalin: ibíd.; p. 107-08, 109, 113).

 Febrero de 1933: "He recibido su carta concediéndome su segunda Orden como recompensa por mi trabajo. Le agradezco mucho sus cálidas palabras y su regalo de camaradería. Sé de lo que usted se está privando para hacerme este favor y aprecio sus sentimientos. Sin embargo, no puedo aceptar su segunda Orden. No puedo y no debo aceptarla, no sólo porque únicamente puede pertenecerle a usted, pues usted solo se la ha ganado, sino también porque yo he sido ya ampliamente recompensado por el aprecio y el respeto de mis camaradas y, por consiguiente, no tengo ningún derecho a robarle a usted. Las Órdenes fueron instituidas no para los que ya son conocidos, sino principalmente para las personas heroicas que son poco conocidas y que merecen darse a conocer a todos. Además, debo decirle que ya tengo dos Órdenes. Esto es más de lo que uno puede necesitar, se lo aseguro" (J. V. Stalin: ibíd.; p. 241).

 Mayo de 1933: Robins a Stalin: “Considero un gran honor tener la oportunidad de hacerle una visita”. Stalin a Robins: “No hay nada de particular en eso. Usted exagera”. Robins a Stalin: “Lo que me parece más interesante es que en todas partes de Rusia he encontrado los nombres Lenin-Stalin, Lenin-Stalin, Lenin-Stalin, siempre juntos”. Stalin a Robins: “Eso también es una exageración. ¿Cómo se me puede comparar con Lenin?” (J. V. Stalin: ibíd.; p. 267)

 Febrero de 1938: "Estoy absolutamente en contra de la publicación de las Historias de la Niñez de Stalin. El libro abunda en una masa de inexactitudes de hecho, de alteraciones, de exageraciones y de alabanzas inmerecidas. Pero... lo importante reside en el hecho de que el libro muestra una tendencia a grabar en las mentes de los niños soviéticos (y de la gente en general) el culto a la personalidad de los líderes, de los héroes infalibles. Esto es peligroso y perjudicial. La teoría de los héroes y la 'multitud' no es bolchevique, sino una teoría social-revolucionaria (esto es, anarquista). Sugiero que se queme ese libro" (J. V. Stalin: ibíd.; p. 327).

 Y de fuentes amistosas:

El escritor francés Henri Barbusse (1873-1935) describe la sencillez del modo de vida de Stalin: "Cuando se sube a la primera planta, se ven cortinas blancas en tres de las ventanas. Estas tres ventanas son el hogar de Stalin. En el diminuto pasillo una larga capa militar cuelga de una clavija debajo de un gorro. Además de este pasillo hay tres dormitorios y un comedor. Los dormitorios están sencillamente amueblados, como los de un hotel respetable de segunda clase. El hijo mayor, Jasheka, duerme de noche en el comedor, sobre un diván que se convierte en cama; los más pequeños duermen en un hueco diminuto, una especie de nicho abierto.... Stalin gana quinientos rublos al mes, que constituyen el magro sueldo máximo de los funcionarios del Partido Comunista (entre 20 y 25 libras esterlinas)... Este hombre franco y brillante es... un hombre sencillo.... No emplea a treinta y dos secretarios, como el Sr. Lloyd Jorge; tiene sólo uno.... Sistemáticamente, Stalin otorga el mérito de todo el progreso realizado a Lenin, cuando una parte importante del mérito le corresponde a él" (H. Barbusse: Stalin: A New World seen through One Man [Stalin: un Mundo Nuevo visto a través de Un Hombre]; Londres; 1935; p. vii, viii, 291, 294).

Ciertamente, Stalin tenía una dacha o casa de campo, pero aquí su vida era igualmente sencilla, como relata su hija Svetlana: "Era igual en la dacha de Kuntsevo... Mi padre estaba instalado en la planta baja. Vivía en una habitación y lo hacía todo en ella. Dormía en el sofá, dispuesto como cama improvisada por la noche". (S. Alliluyeva: Letters to a Friend [Cartas a un Amigo]; Londres; 1967; p. 28).

El líder albanés Enver Hoxha [8] describe a Stalin como 'modesto y considerado': "Stalin no era ningún tirano, ningún déspota. Era un hombre de principios; era justo, modesto y muy amable y considerado con la gente, los cuadros y sus colegas" (E. Hoxha: Con Stalin: Memorias; Tirana; 1979; p. 14-15).

Los fabianos británicos Sidney y Beatrice Webb [9] rechazan enérgicamente la acusación de que Stalin ejerciera el poder de forma dictatorial: "A veces se afirma que... el estado entero es gobernado por la voluntad de una sola persona, Josef Stalin. Primeramente debemos señalar que, a diferencia de Mussolini, Hitler y otros dictadores modernos, Stalin no está investido legalmente de ninguna autoridad sobre sus conciudadanos. No tiene ni siquiera el extenso poder que la Constitución Americana otorga durante cuatro años a cada sucesivo presidente.... Stalin no es y nunca ha sido el Presidente de la URSS....No es ni siquiera un Comisario del Pueblo, o un miembro del Gabinete.... Él es el Secretario General del Partido... No pensamos que el Partido esté gobernado por la voluntad de una sola persona, o que Stalin sea la clase de persona capaz de reclamar o desear tal posición. Él ha negado de manera muy explícita cualquier dictadura personal, en términos que coinciden exactamente con nuestra propia impresión de los hechos. El Partido Comunista de la URSS ha adoptado para su propia organización el modelo que hemos descrito.... En este modelo, la dictadura individual no tiene lugar alguno. Desconfían de las decisiones personales y se protegen escrupulosamente contra ellas. Con el fin de evitar los errores debidos al prejuicio, la ira, la envidia, la vanidad y otros males... es deseable que la decisión individual se vea siempre compensada por la necesidad de lograr el asentimiento de los colegas e iguales, que éstos discutan con sinceridad el asunto y se hagan conjuntamente responsables de la decisión… Stalin ha señalado con frecuencia que él realmente no toma las decisiones del Comité Central del Partido Comunista... La sencilla verdad es que, inspeccionando la administración de la URSS durante la década pasada bajo la presunta dictadura de Stalin, las decisiones principales no han mostrado ni la prontitud, ni el grado de azar, ni aun la obstinación intrépida que a menudo se reclaman como ventajas de una dictadura. Al contrario, la acción del Partido con frecuencia se llevaba a cabo tras una deliberación muy prolongada, y como resultado de discusiones a veces tan acaloradas y ásperas que llevaban en su formulación las señales de la vacilación y la carencia de seguridad... Esta política revela... el estigma del control por parte del Comité". (S. y B. Webb: Soviet Communism: A New Civilisation [El Comunismo Soviético: Una Nueva Civilización]; Londres; 19; p. 4231, 432, 433, 435).

Tal vez Barbusse, Hoxha y los Webbs puedan considerarse testigos parciales. Pero incluso los observadores que son sumamente críticos con Stalin están de acuerdo con el testimonio de los anteriores testigos.

Así pues, el ‘culto individual’ o ‘culto a la personalidad’ erigido en torno a Stalin era opuesto al marxismo-leninismo, y su práctica contraria a los deseos expresados por Stalin.

Ello suscita una pregunta importante.

Hemos visto que, aunque Stalin expresó una fuerte oposición al 'Culto a la Personalidad', la leyenda de un 'culto a la personalidad' continuó. De aquí se sigue irrefutablemente que: 1) Stalin era incapaz de pararlo, o 2) no quiso pararlo y era, por tanto, un hipócrita mezquino y mentiroso, y de ningún modo un "marxista-leninista", o 3) no era completamente consciente de ello, o 4) la leyenda fue fabricada después de los hechos y\o a sus espaldas; ¿cuándo fue la primera vez que alguien oyó hablar de ella? ¿Era Stalin como Elvis Presley? Elvis era un "HIT". Todos sabían que Elvis era un hit EN SU ÉPOCA, y no después de los hechos.

 Los Iniciadores del 'Culto'

El 'culto a la personalidad' en torno a Stalin no fue promovido por Stalin, sino que fue contrario a sus deseos. Entonces, ¿por quién fue promovido?

Los hechos demuestran que los exponentes más fervientes del 'culto a la personalidad ' de Stalin eran revisionistas como Karl Radek, [10] Nikita Jruschev y Anastas Mikoyan [11].

Roy Medvedev [12] señala que "la edición del Pravda de enero de 1934 contenía un artículo de dos páginas escrito por Radek, con una avalancha de orgiásticos elogios hacia Stalin. Radek, antiguo trotskista que había encabezado la oposición a Stalin durante muchos años (!), ahora le llamaba 'el mejor discípulo de Lenin, el modelo del Partido Leninista, la carne de su carne, la sangre de su sangre'.... 'Es tan previsor como Lenin', etcétera, etcétera. Éste parece haber sido el primer artículo de prensa expresamente dedicado a la adulación de Stalin, y rápidamente fue reeditado como folleto con una tirada de 225.000 copias, una cifra enorme para la época" (R. A. Medvedev: Let History Judge: The Origins and Consequences of Stalinism [Que la Historia Juzgue: Orígenes y Consecuencias del Estalinismo]; Londres; 1972; p. 148).

Fue Jruschev quien introdujo el término 'Vozhd' ('Líder', correspondiente a la palabra alemana 'Führer'). En la Conferencia del Partido de Moscú en enero de 1932, Jruschev terminó su discurso diciendo: "Los bolcheviques de Moscú, reunidos alrededor del Comité Central Leninista como nunca antes en su historia, y alrededor del 'Vozhd ' de nuestro Partido, el Camarada Stalin, marchan con alegría y seguridad hacia nuevas victorias en la batalla por el socialismo, por la revolución proletaria mundial". ('Rabochaya Moscova ', 26 de enero de 1932, citado en: L. Pistrak: The Grand Tactician: Jruschev's Rise to Power [El Gran Estratega: la Subida de Jruschev al Poder]; Londres; 1961; p. 159).

En la XVII Conferencia del Partido en enero de 1934, fue Jruschev, y sólo Jruschev, quien llamó a Stalin 'vohzd' y 'genio' (XVII Vsesoiuznoi Kommunisticheskoi Partii s'ezd (B.); p, 145, citado en: L.Pistrak: ibíd.; p. 160).

En agosto de 1936, durante el juicio por traición a Lev Kamenev [13] y Grigory Zinoviev, [14] Jruschev, en su cargo de Secretario del Partido en Moscú, dijo: "¡Pigmeos miserables! ¡Ellos han levantado sus manos contra el más grande de todos los hombres… nuestro sabio 'vozhd', el Camarada Stalin!.. Usted, Camarada Stalin, ha alzado la gran bandera del marxismo-leninismo sobre el mundo entero y la ha llevado a lo más alto. Le aseguramos, Camarada Stalin, que la organización bolchevique de Moscú --fiel partidaria del Comité Central Estalinista-- incrementará la vigilancia estalinista todavía más, extirpará los restos trotskistas-zinovievistas, y cerrará las filas de los Bolcheviques del Partido e independientes en torno al Comité Central Estalinista y al gran Stalin" (Pravda, 23 de agosto de 1936, citado en: L. Pistrak: ibíd; p. 162).

En el VIII Congreso de los Soviets de toda la Unión en noviembre de 1936, fue otra vez Jruschev quien propuso que la nueva Constitución Soviética, que se presentaba al Congreso para su aprobación, se llamase 'Constitución Estalinista', porque "fue escrita de principio a fin por el Camarada Stalin" (En realidad, no fue escrita por el mismo Stalin) (Pravda, 30 de noviembre de 1936, citado en: L. Pistrak: ibíd.; p. 161).

Hay que señalar que Vyacheslav Molotov, [15] entonces Primer Ministro, y Andrey Zhdanov, [16] Secretario del Partido en Leningrado, no mencionaron ningún papel especial de Stalin en la redacción de la Constitución.

En el mismo discurso Jruschev acuñó el término 'estalinismo': "Nuestra Constitución es el Marxismo-Leninismo-Estalinismo que ha conquistado una sexta parte del globo" (Ibíd).

El discurso de Jruschev en Moscú ante una audiencia de 200.000 personas, en el momento del juicio por traición a Grigori Pyatakov [17] y Karl Radek en enero de 1937, iba en una línea similar: "Al levantar sus manos contra el Camarada Stalin, las han levantado contra todo lo mejor que la humanidad posee. Pues Stalin es la esperanza; es la expectativa; es el faro que dirige a toda la humanidad progresista. ¡Stalin es nuestra bandera! ¡Stalin es nuestra voluntad! ¡Stalin es nuestra victoria!" (Pravda, 31 de enero de 1937), citado en: L. Pistrak: ibíd; p., 162).

Stalin fue descrito por Jruschev en marzo de 1939 como: "Nuestro gran genio, nuestro amado Stalin" (Visti VTsVK, 3 de marzo de 1939, citado en: L. Pistrak: ibíd; p. 164).

Y en el XVIII Congreso del Partido en marzo de 1939 como: "El mayor genio de la humanidad, maestro y 'vozhd', que nos conduce hacia el Comunismo, nuestro muy amado Stalin" (XVIJI s'ezd Vsesoiueznoi Kommunisticheskoi Partii (B), p. 174, citado en: L. Pistrak: ibíd; p. 164).

Y en mayo de 1945 como: "Gran Mariscal de la Victoria", (Pravda Ukrainy, 13 de mayo de 1945, citado en: L. Pistrak: ibíd.; p. 164).

Con motivo de la celebración del quincuagésimo cumpleaños de Stalin en diciembre de 1929, Anastas Mikoyan acompañó sus felicitaciones con la siguiente petición: "Que nosotros, aceptando la demanda legítima de las masas, comencemos finalmente a trabajar sobre su biografía y la hagamos disponible para el Partido y para toda la gente trabajadora de nuestro país" (Izvestia, 21 de diciembre de 1929, citado en: L. Pistrak: ibíd; p. 164).

Diez años más tarde, con motivo del sexagésimo cumpleaños de Stalin en diciembre de 1939, Mikoyan todavía defendía la publicación de la "biografía científica de Stalin" (Pravda, 21 de diciembre de 1939, citado en: L. Pistrak: ibíd.; p. 158).

La biografía fue finalmente publicada en 1947, compilada por "G. F. Alexandrov, M. R. Galaktionov, V. S. Kruzhkov, M. B. Mitin, V. D. Mochalov y P. N. Pospelov". (Joseph Stalin: una Biografía Corta; Moscú; 1947).

Sin embargo, en su 'discurso secreto' al XX Congreso del PCUS de 1956, basándose en el 'culto a la personalidad' que él y sus colegas habían promovido en torno a Stalin, Jruschev atribuyó la paternidad literaria del libro al mismo Stalin: “Uno de los ejemplos más característicos de la auto-glorificación de Stalin y de su carencia de la modestia más elemental es la edición de su Biografía Corta... Este libro es un ejemplo de la adulación más disoluta” (Instituto Ruso, Universidad de Columbia (ed.): op. cit.; p. 69).

Esto nos demuestra que los ADULADORES se oponen así a los deseos de sus ídolos que nunca quisieron ser idolatrados en absoluto, y cuando los ídolos los rechazan, o cuando ellos mismos terminan yéndose, CULPAN a los ídolos de obligarles a adularlos durante todo ese tiempo.

Los Motivos para la creación del 'Culto Individual'

Desde luego, muchos ciudadanos soviéticos admiraban a Stalin y expresaban esta admiración. Pero, con toda claridad, el 'culto a la personalidad' en torno a Stalin fue promovido principalmente por los revisionistas ocultos, en contra de los deseos expresos de Stalin. ¿Por qué? Motivos posibles:

En primer lugar, disfrazar el hecho de que los revisionistas ocultos empezaban a controlar el Partido y la Internacional Comunista, y presentar la ficción de que estos órganos estaban dominados personalmente por Stalin; de este modo, las culpas por las rupturas de la legalidad socialista y por las desviaciones de los principios marxistas-leninistas serían más tarde atribuidas a Stalin;

En segundo lugar, proporcionar un pretexto para atacar a Stalin más adelante (bajo el disfraz de la realización de un programa de 'democratización', que sería de hecho un programa de desmantelamiento del socialismo, sustituyéndolo por el capitalismo estatal).

Estatua de Stalin en el Canal del Volga-Don

El mismo Stalin no era inconsciente de que los revisionistas ocultos constituían la fuerza principal que se hallaba detrás del 'culto a la personalidad'. El revisionista finlandés Tuominen, en 1935, describe cómo, cuando en una ocasión Stalin fue informado de que se habían colocado unos bustos suyos en lugares prominentes de la galería principal de arte de Moscú, el Tretyakov, Stalin exclamó: "¡Esto es sabotaje directo!" (A. Touminen: op. cit.; p. 164).

El escritor alemán Lion Feuchtwanger [1884-1958] confirmó en 1936 que Stalin sospechaba que el 'culto a la personalidad' era directamente promovido por 'saboteadores' con el objetivo de desacreditarle: "Evidentemente es muy molesto para Stalin ser adorado como algunos le adoran, y de vez en cuando se mofa de ello. De todos los hombres con poder que conozco, Stalin es quien alberga menos pretensiones. Le hablé francamente sobre el culto vulgar y excesivo hacia su persona, y él contestó con igual franqueza. Piensa que es posible que los 'saboteadores' puedan estar detrás de dicho culto, en una tentativa de desacreditarlo" (L. Feuchtwanger: Moscow 1937 [Moscú 1937]; Londres; 1937; p. 93, 94-94).

Para concluir, el ataque hecho por los revisionistas al 'culto a la personalidad' en la Unión Soviética fue un ataque no sólo contra la persona de Stalin, como marxista-leninista destacado y principal defensor del socialismo, sino que fue la primera etapa de una ofensiva contra el marxismo-leninismo y el sistema socialista en la Unión Soviética.

Quizás el mejor comentario sobre este asunto sea el brindis sarcástico que, como registra el revisionista finlandés Tuominen, fue propuesto por Stalin en la fiesta de Año Nuevo de 1935: ¡"Camaradas! Quiero proponer un brindis por nuestro patriarca, vida y sol, libertador de las naciones, arquitecto del socialismo (recitó de carrerilla todos los calificativos que se le aplicaban en aquel momento), Josef Vissarionovich Stalin, y espero que éste sea el primer y último discurso pronunciado en honor de ese genio en esta velada" (A. Tuominen: op. cit.; p. 162).-

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