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viernes, 21 de junio de 2013

Carta de baja colectiva al PCPC y JCPC del grupo de militantes y exmilitantes



Compañeros y compañeras,

Nosotros, militantes y ex militantes de los CJC / Jóvenes Comunistas Catalán y del Partido Comunista del Pueblo de Cataluña, queremos a través de este comunicado público manifestó lo siguiente:

Primero-. Denunciamos la existencia de una fracción organizada-encabezada por destacados dirigentes de Asturias-dentro del PCPE y los CJC que ha tomado el control absoluto de esta última organización y que va camino de imponer totalmente sus métodos también al PCPE. El trabajo de esta fracción y su cada vez mayor grado de influencia y de control directo de los órganos del PCPE y los CJC es en gran medida el causante de los puntos que expondremos a continuación.

Segundo-. Denunciamos la existencia desde hace más de un año y medio de un intento deliberado y reiterado de liquidar el PCPC por parte de algunos dirigentes de los CJC / JCPC. Los dirigentes que han encabezado este proceso de liquidación del Partido son los fines recientemente dos miembros del CC de los CJC en Cataluña-Albert Camarasa y Ramón Fernández-, con el apoyo de otros miembros del Comité Nacional de los JCPC, particularmente de aquellos que han sido elegidos últimamente miembros de este CC al 8 Congreso de CJC. Este proceso de destrucción del PCPC a pesar de haber sido desplegado sobre el terreno por subsanados miembros de los JCPC, ha sido siempre organizado y desarrollado bajo la dirección del CE de los CJC y en contacto con la fracción asturiana.

¿Por qué hablamos de intento de liquidación del PCPC? El objetivo declarado del grupo fraccionalista los CJC ha sido destruir el protocolo de relaciones que existe entre el PCPE y el PCPC desde su fundación. Este protocolo es el que garantiza el carácter nacional e independiente del Partido Comunista en Cataluña desde la misma fundación del PSUC de Joan Comorera del año 36. Este carácter nacional e independiente, ha sido el modelo de referencia de los y las comunistas de Cataluña, tanto del PSUC, del PCC, como del PCPC, no existiendo en este último partido ningún tipo de debate ni conflicto sobre la cuestión en todos sus años de existencia. El objetivo de los liquidacionistas ha sido el de acabar con el PCPC y convertirlo en una sección más del PCPE, acabando con toda la tradición organizativa del movimiento comunista de nuestro país. Evidentemente, el planteamiento de un cambio en el modelo de relaciones entre el PCPC y el PCPE planteado a título individual no constituye en sí mismo ningún tipo de actividad fraccionalista ni ataque hacia el propio Partido, pero no ha sido ésta la manera de trabajar los dirigentes de CJC. El CE de los CJC ha trabajado durante todos estos meses de manera encubierta en dos sentidos. En primer término, ha ido preparando internamente el terreno para una posición favorable de todos sus militantes a la liquidación del PCPC. El debate sobre la independencia del Partido en Cataluña fué llevado a las bases de manera inorgánica e informal, introduciendo en ellas una preocupación poco habitual como es ésta en un joven militante comunista. Además, este debate no sólo ser trasladado de manera inorgánica a los militantes de Cataluña, sino que fue extendido por todo el Estado para ir creando un clima de hostilidad hacia el PCPC por parte de muchos militantes de CJC. Paralelamente, el CE de los CJC comenzó a desplegar una elaboración teórica para forzar un cambio de modelo y la absorción del PCPC por parte del PCPE. Todo esto se produce tras la celebración de la III Conferencia Nacional de los JCPC, donde se había intentado normalizar el modelo de relaciones de los JCPC con los CJC adecuándolo al del PCPC-PCPE por parte de la dirección saliente. Tras el fracaso de este intento-incluyendo elementos como coacciones al PCPC por parte del PCPE; una carta la noche anterior a la Conferencia de Juan Nogueira, secretario general de los CJC, los militantes de JCPC pidiendo el voto para las posturas del CC , así como el envío de un delegado, más allá de los que ya tenía de “manera natural” la CC, que intervino constantemente como si fuera un militante más para acondicionar todo el evento-el CC de los CJC comprometerse a abordar la cuestión de manera amplia y colectiva en el transcurso de tiempo restante hasta el 8 Congreso de los CJC tras conseguir modificar la Conferencia la postura que durante los debates anteriores había sido la mayoritaria entre los y las militantes. En vez de eso, el CC de los CJC comenzó a trabajar de manera velada en la elaboración de un documento denominado “Un Estado, un Partido” que pretendía ser incorporado como anexo-no discutible ni votable-los documentos congresuales. Sólo la vigilancia revolucionaria por parte de algunos militantes de los JCPC y el PCPC pudo descubrir y detener este documento, que finalmente ser retirado por obligación del PCPE ante la posibilidad de ruptura con el PCPC. En segundo término, por parte de los dirigentes de los JCPC, comenzó una campaña de calumnia y desprestigio absoluto del PCPC y de sus dirigentes y militantes. Durante todo este tiempo los ataques por parte de los elementos fraccionalistes contra el PCPC y sus miembros no han cesado. Tanto en las reuniones como fuera de las mismas la tónica habitual ha sido el insulto constante y la crítica fácil, generándose también en Cataluña un ambiente absolutamente hostil por parte de los militantes de la juventud contra su propio partido, llegando algunos de ellos en muchas ocasiones a afirmar que su partido de referencia no era el PCPC sino el PCPE, convirtiéndose rápidamente la mayoría de militantes en contrarios al protocolo entre PCPE-PCPC, cuando ésta nunca había sido una preocupación de ningún militante ni había sido un elemento expuesto en ningún debate formal. Toda esta campaña ha pretendido hábilmente vincular todas las problemáticas internas del PCPC-las reales, así como las inventadas o por ellos mismos generadas-al protocolo y al carácter independiente del PCPC. Es decir, todos los errores de los PCPC eran culpa del protocolo, por lo que éste debía ser liquidado, así como cualquier independencia orgánica, ya que sólo el PCPE es el garante del “bolchevismo” en España.

¿Por qué hablamos de grupo fraccionalista? Hablamos de grupo fraccionalista porque sus intenciones, así como las formas en las que han trabajado todo este tiempo han sido opacas y totalmente alejadas del centralismo democrático y del modelo de relaciones que éste garantiza dentro del Partido y la Juventud Comunista. Tenemos pruebas más que sobradas-que podrán consultar todos los militantes que así lo deseen-que el grupo encabezado por los miembros del CC en Cataluña, así como por algunos otros militantes de JCPC ha tenido un funcionamiento totalmente irregular. Su actuación ha sido siempre fuera de los marcos de debate y actuación propios del Partido y la Juventud. Se trata de un grupo fraccionalista porque han utilizado métodos y formas contrapuestas al centralismo democrático, como son el acondicionamiento de posturas a través de conversaciones informales, la preparación de las reuniones fuera de los órganos, las campañas de desprestigio de los camaradas del Partido, la omisión los debates y acuerdos al Partido, etc. Además, se trata de un grupo fraccionalista ya que como dirección de los CJC han trabajó a menudo desarrollando tareas que no son propias de la Juventud, sino del Partido Comunista, reiteradamente a espaldas de éste, incluso a nivel de PCPE.

Tercero-. Denunciamos una gravísima desviación dentro del centralismo democrático hacia el primero de sus elementos. Esta es una desviación que se está dando a cabo tanto en el PCPE como los CJC, aunque es en esta segunda organización donde se ha impuesto esta tendencia de manera más extrema. CJC se ha convertido en una organización donde el centralismo democrático sólo queda el centralismo más descarado. La organización ha sufrido en los últimos años un proceso de degradación de la democracia interna y de cambios en el modelo interno muy preocupantes, que paralelamente han sido acompañados de todo un esfuerzo teórico amplio de justificación. Esta teorización ha ido ligada a una mesianització los dirigentes y el desprecio a los militantes inferiores, los órganos y los colectivos. Se ha liquidado todo debate interno y éste ha sido reemplazado por una gestión administrativa y burocrática de los conflictos. Todos aquellos militantes y dirigentes que han sido críticos con cualquiera de las gestiones del CC han sido apartados mientras que aquellos miembros más seguidistas y acríticos han sido promocionados y premiados. El CC de los CJC se ha convertido en un órgano de feria donde los miembros del CE como auténtica fracción dentro de la organización llevan todos los acuerdos discutidos y aprobados con antelación para obtener un visto bueno formal. También se ha convertido en el circo donde en cada sesión se premia aquellos miembros más seguidistas y acríticos a través de su política de invitaciones. A nivel interno, la democracia interna ha dado paso al folclore y al régimen cuartelero, donde la disciplina consciente ha sido sustituida por la disciplina militar. Las escuelas de formación y los actos de carácter interno se han convertido en auténticas acampadas bajo régimen marcial, sin que el elemento de conciencia individual y la reflexión política formen parte de la toma de conciencia de clase y de disciplina de los jóvenes comunistas. La “seguridad” se ha convertido en el elemento vertebrador de la juventud y del modelo de seguidismo vertical que se ha ido instaurando, siendo únicamente una cuestión de cohesión interna y falsas apariencias, mientras que a la hora de la verdad, se ha demostrado absolutamente inútil para solucionar problemas de seguridad reales o proteger la propia militancia. Existe un evidente culto al folclore militar ya la disciplina marcial, que se hace palpable en las redes sociales, donde los militantes prestan más atención a la estética y las fotografías de los cordones de seguridad que a las propias masas que se movilizan, aunque disposiciones internas de CJC prohíben la difusión de este tipo de elementos. A nivel de Cataluña, el Comité Nacional de los JCPC ha sido rebajado al nivel de una simple administración provincial del CC de los CJC. Toda la política de la Juventud Comunista de Cataluña ha sido discutida y dirigida desde el CE de los CJC, así como sus responsables colocados asimismo por éste. Los dos miembros de la anterior CC de los CJC fueron ser escogidos miembros del CN ​​por imposición directa del secretario general de CJC bajo coacciones, cuando uno de ellos había sido apartado de todas sus responsabilidades por la desastrosa situación en que había dejado el organización bajo su liderazgo. A nivel general no existe crítica de ningún tipo hacia los órganos de dirección. Además, a través de una política-teorizada y publicada en los órganos internos-de situar los cuadros del CC en todos los niveles de la organización, han conseguido que estas posibles críticas hacia los órganos superiores sean cortadas de raíz. Cualquier militante que cuestiona la dirección o plantea dudas razonables sobre cualquier cuestión es rebatido “públicamente” de manera brutal por el cuadro del CC en la reunión de colectivo, ridiculizando al militante, consiguiendo que éste nunca más plantee críticas por el miedo generado, así como aleccionándonos para otras ocasiones el resto de militantes presentes. En otros casos, donde colectivos sí han elevado críticas en CC, éstas generalmente no han sido respondidas o el conflicto ha sido tratado a través de métodos totalmente alejados de la democracia interna. A pesar de la retórica absolutamente triunfalista tanto interna como externa de los CJC, lo cierto es que a pesar del crecimiento de la organización, también son muchísimos los militantes perdidos durante el transcurso de los últimos años, perdiéndose colectivos enteros e importantes cuadros -empezando por numerosos miembros del propio CC-y veteranos militantes, mientras que la edad media de la militancia es cada vez inferior. Toda esta política ha sido ratificada y ampliada duramente en el último congreso de CJC. En éste, los derechos militantes han sido recortados a la mínima expresión, constituyéndose la dirección y particularmente el CE en una especie de deidad: las enmiendas que en un colectivo no tuvieran el apoyo del 30% de la militancia ya no podían incorporarse al congreso, el CC decidía qué enmiendas pasaban o no a debate; cada tesis del congreso tenía un anexo que no podía ser discutido ni votado, a partir de ahora sólo un “Consejo” conformado por miembros del CC y Garantías y control podrá convocar un Congreso Extraordinario, cuando hasta ahora el CC estaba obligado a convocarlo si un% de la militancia así lo pedía, etc. Además, la Comisión de Garantías y Control ha sido estructurada con todos aquellos dirigentes de CJC que han generado problemas y conflictos en sus territorios en nombre de la “bolchevización” del Partido: el último secretario general, los dos dirigentes de los CJC -Madrid que han sido acusados ​​por los antiguos militantes de la UJC-M de fracción, una de las pocas militantes que ha quedado de Castilla La Mancha, así como los dos miembros del CC de los JCPC, que de esta manera se han garantizado la doble militancia durante 4 años para evitar cualquier actuación sobre ellos, entre otros. Cabe recordar que este es un organismo “independiente” que garantiza los derechos militantes ante una actuación del CC. Por tanto, consideramos que CJC es actualmente más una secta que una organización política, y que en su interior resulta imposible el trabajo abierto y honesto por la inexistencia de ningún tipo de democracia interna y la negación del debate colectivo.

Cuarto-. Denunciamos la existencia de una desviación chovinista española dentro del PCPE y los CJC y que está representada por los mismos elementos fraccionalistas que han potenciado el desarrollos de los puntos anteriormente mencionados. Esta desviación ha ido calando no sólo entre los dirigentes de las dos organizaciones, sino también entre gran parte de la militancia de base. El PCPE y los CJC-así como el PCPC-se han caracterizado históricamente, y ya desde su misma fundación, por ser dos organizaciones que habían tomado en serio la cuestión nacional en España-a diferencia del PCE-y habían desplegado una sincera política sobre la cuestión nacional y el derecho de los pueblos y las naciones a la autodeterminación. Esta voluntad de solucionar de manera sincera y decidida la cuestión nacional puede apreciarse al mismo nombre del partido, que recoge claramente la importancia de esta cuestión, así como en la propuesta de una República Socialista Confederal, que a pesar de los intentos de la fracción no pudieron tumbar al 9 Congreso. Esta desviación chovinista española ha desarrollado en dos sentido. El primero, ha sido el de potenciar una subjetividad militante que poco a poco ha ido triunfando y que ha llevado a gran parte de la militancia a despreciar el hecho nacional y bajo el pretexto del centralismo democrático, la unidad de acción y la prisa del poder político en todo el Estado, generó un sentimiento nacional español y potenciar el centralismo. El segundo, ha sido el de un intento de revisión de los postulados leninistas sobre el derecho de las naciones a la autodeterminación en un sentido luxemburguista. Así pues, y especialmente desde los acontecimientos “soberanistas” de Cataluña, el PCPE ha desplegado toda una teoría política en la que afirma que “sólo el socialismo dará a las naciones del derecho a la autodeterminación”, negando en la práctica ésta de manera efectiva. Bajo una pretendida imparcialidad entre burguesías, han negado toda la teoría leninista sobre los pueblos y las naciones y han dado una vuelta más a la tuerca en su proceso interno. Además, el PCPE ha posicionado con anterioridad-así como los JCPC-que el PCPC sobre estas cuestiones, condicionando el debate interno, coaccionando añadiendo posiciones previas y en definitiva negando el carácter independiente del PCPC, ya que si ni en esta cuestión puede decidir por sí mismo es que ha perdido todo tipo de soberanía como partido.

Quinto-. Denunciamos que el PCPE y los CJC están forjando un modelo de organización con una composición social y dirigente absolutamente alejada de la clase obrera. Este es un modelo donde se prima únicamente la capacidad del personal de dedicar horas y horas a la militancia, sin tener en cuenta ningún otro factor ni dar a los militantes ningún tipo de facilidad para desarrollar sus tareas. De esta manera, los prácticamente únicos dirigentes de la organización son aquellos que tienen una posición social y económica que les permite la dedicación prácticamente profesional a las tareas políticas. Esto puede comprobarse perfectamente en la composición de las direcciones del PCPE y los CJC. Esta política, lejos de ser combatida, es generalmente potenciada, apartando a aquellos militantes que no pueden cumplir de manera mecánica con la totalidad de la carga de trabajo político por cuestiones laborales, familiares o de estudios y colocando en la misma responsabilidad a militantes con literalmente más tiempo libre. Este modelo, lejos de acercar a la clase obrera al proyecto comunista sólo hace que alejarla, profundizando en un modelo que está generando unas dinámicas de trabajo y dirección que son propias de la pequeña burguesía y que desprecian el papel de la colaboración dad y de la democracia interna.

Sexto-. Manifestamos que el PCPC es plenamente consciente de la situación que hemos ido exponiendo en este documento y que durante muchos meses sus dirigentes han compartido y defendido estas posturas. Ante el claro intento de liquidación que estaba sufriendo el PCPC por parte de sus propias juventudes, este inició un proceso de vigilancia revolucionaria que contó con la colaboración de destacados cuadros y militantes de los JCPC, incluido el responsable de organización del Comité Nacional o más de la mitad de miembros del Comité Regional del Barcelonès. Durante este proceso, dirigido por el actual secretario general del PCPC, éste pudo certificar las sospechas sobre el liquidacionismo de los JCPC y sus máximos dirigentes. Asimismo, esta vigilancia revolucionaria pudo interceptar numerosa documentación intercambiada vía correo electrónico entre los dirigentes de JCPC y el CE del PCPE que certificaban la complicidad de éste en la destrucción del PCPC. Parte de estas comunicaciones fueron luego enviadas a algunos responsable de base de los JCPC por parte del CN ​​en un mentiroso y cínico intento de vender transparencia a la militancia cuando dimitió el responsable de organización y se dieron cuenta de que estos era leal al partido y había estado informando de los movimientos internos. Ni siquiera este falso intento de rendir cuentas fué tolerado por parte del PCPE, que cortó de raíz antes de iniciar cualquier discusión dentro de la organización. Con toda la documentación que había logrado recopilar el PCPC, existían elementos sobrados para proceder a una expulsión fulminante de los conspiradores de JCPC o incluso liquidar la juventud como tal. Éste, en un primer momento procedió con cierta contundencia ante el PCPE sobre la cuestión, consiguiendo la retirada de ciertos documentos del 8 Congreso de los CJC. Lentamente, el PCPC se dejó arrastrar por parte del PCPE a una enferma dinámica de negociaciones y pactos que consumó con la realización del I Congreso del PCPE, que situaremos a continuación. Ante el desarrollo de los acontecimientos y la posición cada vez más inoperante de los dos dirigentes del PCPC que en la práctica constituían y constituyen la dirección de este, un grupo de militantes fuertemente implicados en el proceso nos reunimos con el anterior y actual secretario general para manifestar nuestra voluntad de abandonar la organización. Durante esta reunión los dirigentes del PCPC nos solicitaron encarecidamente que continuáramos como miembros del Partido, a la vez que nos prometieron que terminarían con la situación antes de la realización del congreso, en el que ningún miembro de los liquidadores de los JCPC pasaría a formar parte del CC. Ante estas promesas, todos individualmente decidimos seguir militando hasta la realización del Congreso.

Séptimo-. Denunciamos que el PCPC ha entrado en una dinámica de negociación y pactos que se aleja absolutamente de cualquier consideración política y que responde únicamente al mantenimiento de familias internas. Los militantes de JCPC, tras solicitar infructuosamente la expulsión de Fernando Nieto, actual secretario general del PCPC y de Carlos Masip, anterior responsable político de los JCPC y militante del PCPC, y al ver que con la confrontación directa no podrían conseguir ningún de sus objetivos, iniciaron una dinámica de obviar los conflictos políticos e iniciar un proceso de coacción y de turbias negociaciones. Primeramente, hay que dejar constancia de que durante todo este tramo final del proceso, numerosos militantes han ido causando baja del proyecto debido a las discrepancias, a la situación personal interna de muchos de ellos y su abandono por parte del PCPC ante el acoso de los JCPC. En el último CN con la presencia del anterior responsable de organización, unas semanas antes del congreso del PCPC, los JCPC deciden que sus exigencias son la colocación del dúo proveniente del CC de los CJC, es decir, Ramón Fernández y Albert Camarasa, el CE del PCPC, con la responsabilidad de organización para este último. En esta reunión se acuerda que cualquier victoria por debajo de estos objetivos representa la destrucción del PCPC y por lo que ante un hipotético fracaso, pasarán a crear un “cordón sanitario” en torno al Partido. Este claro acto de conspiración contra el Partido y que representa en la práctica la ruptura de relaciones, fue conocido por parte de los dirigentes del PCPC, que de nuevo se negaron a actuar. A partir de este momento, los dirigentes de los JCPC junto con el PCPE no pararán de coaccionar al PCPC para incorporar a estos dos personajes a los cargos que exigen. Toda esta presión va ligada a amenazas de ruptura y ruptura de relaciones por parte del PCPE, lo que acaba provocando el debilitamiento de las iniciales posiciones de los dirigentes del PCPC y, finalmente, su incorporación a esta dinámica perversa. Y es bajo este clima de negociaciones turbias, ilegales, opacas y criminales por el Partido que se llega a la realización del congreso.

Octavo-. Impugnamos la realización del I Congreso del PCPC y declaramos su ilegalidad. Ya en salas contiguas a la de realización del plenario del Congreso durante los minutos previos a su inicio, el invitado Carmelo Suárez, secretario general del PCPE, negociaba con los dirigentes presentes los JCPC su incorporación al CC del PCPC. Estas reuniones de carácter ilegal y sin ningún fundamento en el centralismo democrático siguieron realizándose de manera escandalosa durante todo el desarrollo del congreso a ojos de toda la militancia. Desarrollados los documentos políticos del congreso-en los que los dirigentes de los JCPC actuaron como una fracción descarada que ser derrotada una y otra vez-llegó el momento de escoger la comisión de candidaturas. Los dos dirigentes con pretensiones de cargo propusieron en ese mismo momento como integrantes cada uno respectivamente de cada comisión-candidaturas y resoluciones-para poder controlar el proceso. La militancia rechazó su incorporación a la comisión de candidaturas. Tras la aprobación de la comisión, esta se reunió y tuvo que recibir directamente el chantaje y las indicaciones de los dirigentes del PCPC-que habían cerrado toda la cuestión en sala contigua-para incorporar finalmente a uno de los conspiradores en la lista del CC. Posteriormente se procedió a la aprobación de la metodología. Sorprendentemente, y obviando los procedimientos recogidos en los Estatutos del PCPC, la comisión de candidaturas propuso la votación de una lista única a mano alzada y en bloque. Tras las protestas de gran parte de la militancia, se procedió a la votación del método, ganando la opción propuesta por la Comisión con el apoyo de los secretarios generales y por un estrecho margen. Al llegar el turno de las votaciones, como diríamos coloquialmente, se destapó todo el pastel que los dirigentes del PCPC habían estado escondiendo bajo la alfombra y esquivando a través de los pactos y las negociaciones pasteleras. Roma no paga traidores, y los dirigentes de los JCPC hicieron saltar por los aires el Congreso atacando a algunos de los militantes leales y destapando todo el conflicto. Ante la extrema gravedad del conflicto, algunos militantes solicitaron la postergación o ampliación del Congreso. En el mismo momento que el futuro secretario general estaba anunciando que el Congreso se reanudaría por la tarde para abordar la cuestión, el invitado Carmelo Suárez cortó el congreso, y exigió por él 5 minutos. Acto seguido salió por la puerta con dos de los tres dirigentes de los JCPC presentes en la sala y volvió de nuevo al cabo de un rato tomando la palabra. Para consumar el golpe de Estado, propuso una lista de CC sin los miembros leales procedentes de los JCPC y con la incorporación de uno de los conspiradores. Ante la solicitud de algunos delegados presentes de tomar la palabra, Carmelo Suárez negó cualquier intervención y obligó al conjunto de la militancia del PCPC a someter a votación su lista al CC. Después de la votación, y en una escena absolutamente surrealista, dio paso a la reunión del CC para escoger el nuevo secretario general, que en unos pocos segundos estaba elegido.

Noveno-. Exponemos que después de este golpe de Estado, varios militantes del PCPC hicimos llegar nuestras consideraciones, en las que la tónica general era la solicitud de convocatoria de un Congreso Extraordinario para las gravísimas irregularidades que se habían cometido y para debatir de manera colectiva y de una vez por todas el conflicto con los CJC / CJC / PCPE. Más allá del grandísimo conjunto de irregularidades y prácticas absolutamente alejadas del marxismo que hemos enumerado anteriormente, se encontraba la ilegalidad del CC, que no había sido elegido por el número de votos necesarios, pero que ante el golpe de Estado perpetrado por Carmelo Suárez fue imposible de denunciar. En la primera reunión del CC “elegido” por el I Congreso, éste se ha visto en la obligación de convocar un Congreso Extraordinario para septiembre ante la ilegalidad de la dirección actual y de la metodología para la que había sido elegida, que iba contra los Estatutos del PCPC. Pero el CC, lejos de reflexionar y aprovechar la oportunidad para convocar a un debate político y afrontar definitivamente la situación desde una perspectiva colectiva y política, ha decidido ratificar toda la dinámica de negociación y pactos. En una circular interna, afirman en un acto de cinismo surrealista y sin precedentes que el conflicto político con los JCPC y el PCPE ha quedado resuelto con la realización del congreso, a la vez que en un claro acto de homenaje y certificando el pacto entre caballeros al que han llegado Fernando Nieto y Carmelo Suárez, daban las gracias a este último por los sirve realizados durante el Congreso. Para finalizar, convocan el Congreso Extraordinario para septiembre, dándose hasta entonces margen para ir de célula en célula-las pocas que tiene el PCPC-para preparar el terreno y dar su versión de los conflictos. Para rematar, los dos secretarios generales han organizado un CE formado por ellos dos y dos militantes que llevan escasos meses a la organización, apartando a históricos dirigentes del PCPC que habían plantado cara y criticado la manera de proceder del Partido en todo este proceso. Por tanto, a pesar de considerar hasta hace poco que el PCPC en sí mismo seguía siendo un instrumento válido para la lucha política del proletariado, creemos que este está actualmente secuestrado por la dinámica de chantaje gangsteril de los JCPC y la coacción y fiscalización agresiva del PCPE, y que existe una imposibilidad manifiesta de rectificar esta situación dentro del actual marco, ya que el Partido está más centrado en defender sillas personales que en desarrollarse y luchar con todas sus capacidades.

Para todos los hechos y acontecimientos expuestos anteriormente:

Declaramos a través de este comunicado nuestra baja-los que aún quedamos dentro-como militantes del PCPC y los CJC / JCPC y hacemos un llamamiento a todos los militantes a seguir nuestros pasos y comenzar la creación de un nuevo proyecto marxista -leninista para Cataluña. Este proyecto se sustentará en los siguiente puntos:

1. Marxismo-Leninismo como guía rector de nuestro pensamiento y actividad.

2. Centralismo democrático como forma organizativa del Partido Comunista, así como de sus destacamentos previos. Especial importancia de la democracia interna en base a la experiencia adquirida.

3. Carácter independiente de los comunistas de Cataluña y su organización.

4. Reconocimiento real del derecho de autodeterminación de los pueblos. Especial destino de esfuerzos en recomponer una teoría marxista-leninista actual para Cataluña.

5. Vínculo con las masas. Alejamiento de los métodos propios de la pequeño burguesía y acercamiento e incorporación de la clase obrera a las organizaciones de vanguardia de esta.

Aprovechamos este comunicado para saludar a los camaradas de la UJC-Madrid, los CJC de Castilla La Mancha y de Unión Proletaria que recientemente han abandonado el PCPE, y con los que compartimos gran parte de las críticas que han ido desarrollando en varios documentos recientes. Asimismo, manifestamos nuestra voluntad de participar de cualquier iniciativa que nos conduzca a la creación de un partido de vanguardia para la clase obrera en Cataluña y en España.

Firman:

Grupo de militantes y ex militantes de los JCPC y el PCPC

En los proximos dias analizaremos el flaco favor que estos jovenes le hacen al movimiento obrero.

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