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domingo, 14 de julio de 2013

La depuración de 1937-1938




La depuración propiamente dicha fue decidida después de la puesta a punto de la conspiración militar de Tujachevski. El descubrimiento de un complot en la cabeza del Ejército Rojo, complot que tenía ligazones con fracciones oportunistas del Partido, provocó un verdadero pánico.

Desde hacia varios años, la dirección del Partido tenía la convicción de que la guerra con el fascismo era inevitable. El hecho de que los más altos jefes del Ejército Rojo y ciertos dirigentes del Partido elaborasen secretamente los planes de un Golpe de Estado produjo un verdadero choc. Los dirigentes bolcheviques tomaron conciencia de la gravedad del peligro interior y de sus relaciones con el exterior.

Stalin comprendió perfectamente que el enfrentamiento entre la Alemania nazi y la URSS costaría millones de vidas soviéticas. La decisión de eliminar físicamente a la 5ª columna no era un signo de "paranoia del dictador", como afirmaba la propaganda nazi, sino que mostraba la determinación de Stalin y del Partido bolchevique de hacer frente al fascismo con una lucha a muerte. Eliminando a la 5º columna, Stalin salvó la vida de varios millones de soviéticos. De lo contrario, estos muertos hubiesen sido el precio suplementario a pagar, en caso de agresión exterior debido a los sabotajes, provocaciones y traiciones interiores.

En un capítulo anterior, hemos visto como la campaña contra el burocratismo en el Partido, sobre todo a niveles de las estructuras intermedias, tomó en 1937 una gran amplitud. En el curso del mismo año 1937, Yaroslavki atacó muy duramente al aparato burocrático. Afirmaba que en Sverdlovsk, la mitad de los miembros de los presídiums de las instituciones gubernamentales habían sido cooptados. El Soviet de Moscú sólo se reunía una vez por año. Algunos dirigentes no conocían ni de vista a sus subordinados. "Este aparato del Partido, que debería ayudar al Partido, se interpone a menudo entre las masas del Partido y los dirigentes del partido, reforzando, cada vez más, el alejamiento de los dirigentes de las masas" (Getty, p.137).

Getty escribió: "El Centro intentaba desencadenar una crítica contra el escalón medio del aparato, por medio de los activistas de la base. Sin la sanción oficial y la presión desde arriba, hubiese sido imposible para la base organizar y mantener solos un movimiento parecido contra sus superiores inmediatos" (Getty, p.155).

La actitud burocrática y arbitraria de los hombres de los aparatos provinciales estaba reforzada por el hecho de que estos últimos poseían virtualmente el monopolio en el terreno de la experiencia administrativa. La dirección bolchevique animaba a la base en su luchar contra las tendencias burocráticas y burguesas. Getty dijo sobre ello: "El control popular desde abajo no era ingenuo; era más bien una tentativa vana, pero sincera, de utilizar a los militantes de base para hacer estallar a los aparatos cerrados de las regiones" (Getty, p.162).
A principios de 1937, un sátrapa como Rumiantsev, que dirigía la Región Occidental, un territorio tan grande como un Estado europeo, no había podido ser destronado por las críticas de la base. Fue cazado por arriba, por haber estado ligado al complot militar, en tanto que próximo a Uborevich. "Las dos corrientes radicales de los años 30 habían convergido en julio de 1937, y la turbulencia que le siguió destruyó a la burocracia. La campaña de Jdanov para hacer revivir al partido, y la caza a los enemigos de Ejov, se fusionaron para crear un "terror populista" caótico que limpió al partido. (...) El populismo antiburocrático y el terror policíaco destruyeron tanto a la burocracia como a los burócratas. El radicalismo había dado la vuelta a la máquina política y había destruido a la burocracia del partido" (Getty, p. 170-171).

La lucha contra la infiltración nazi y la conspiración militar se fusionó con la lucha contra el burocratismo y los empecinamientos feudales. Hubo una depuración revolucionaria desde arriba y desde abajo. La depuración comenzó por una decisión-cuadro, firmada el 2 de julio de 1937 por Stalin y Molotov. Ejov firmó enseguida las órdenes de ejecución, condenando a muerte a 75.950 personas cuya hostilidad hacia el poder soviético era conocida: criminales de derecho común, kulaks, contrarrevolucionarios, espías y elementos antisoviéticos. Los casos debían ser examinados por una troika compuesta por el secretario del Partido, el Presidente del Soviet local y el jefe de la NKVD. Pero, a partir de septiembre de 1937, los responsables de la depuración a nivel regional y los enviados especiales de la dirección introdujeron peticiones para aumentar la cuota de los elementos antisoviéticos a ejecutar.

La depuración se caracterizó a menudo por su ineficacia y anarquía. Hasta el punto de ser detenido por la NKVD de Minsk, el coronel Kutsner que tomó el tren para Moscú... ¡en donde recibió un puesto de profesor en la Academia Frunzé! Citando los testimonios de Grigorenko y de Ginzburg, dos adversarios de Stalin, Getty anota: "Una persona que sentía que su arresto era inminente, podía irse a otra ciudad y, por regla general, evitaba así el arresto" (Getty, p.178).

Secretarios regionales del Partido trataban de probar su vigilancia denunciando y expulsando a un gran número de cuadros inferiores y miembros ordinarios (Getty, p.178). Los opositores escondidos en el seno del Partido intrigaban para expulsar a un máximo de cuadros comunistas locales. Sobre este propósito, un oponente testimonió: "Intentamos expulsar a todos los militantes posibles del Partido. Expulsamos a personas aún cuando no había ninguna razón para hacerlo. Teníamos un sólo objetivo: aumentar el número de personas resentidas y así aumentar el número de nuestros aliados" (Getty, p.177).

Dirigir un país gigantesco, complejo y teniendo siempre grandes retrasos a recuperar, era una tarea de una dificultad extrema. En los múltiples dominios estratégicos, Stalin se concentraba en la elaboración de las líneas directrices generales. Después confiaba la puesta en aplicación a uno de sus adjuntos. Así, para poder aplicar las líneas directrices de la depuración, reemplazó a Yagoda -un liberal que se había pringado en los complots de los opositores-, por un viejo bolchevique de origen obrero, Ejov.

Pero, después de tres meses de depuración dirigida por Ejov, empezaron a encontrarse indicios de que Stalin no estaba satisfecho del desarrollo de la operación. En octubre, Stalin intervino para afirmar que los dirigentes económicos eran dignos de confianza. En diciembre de 1937, se celebró el vigésimo aniversario de la NKVD. Un culto a la NKVD, "vanguardia del Partido y de la revolución", se desarrollaba desde cierto tiempo en la prensa. Contra toda lo esperado, Stalin no apareció en el mitin central. Hasta diciembre, tres diputados comisionados de la NKVD fueron destituidos de sus funciones (Getty, p.185).

En enero de 1938, el C.C. publicó una Resolución sobre los desarrollos de la depuración. En ella se afirmaba la necesidad de la vigilancia y de la represión contra los enemigos y los espías. Pero, al mismo tiempo criticaba la "falsa vigilancia" de ciertos secretarios del Partido que atacaban a la base para proteger su propia posición. Empezaba así: "El pleno del C.C. del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética estima que es necesario llamar la atención de las organizaciones del Partido y a sus dirigentes sobre el hecho de que, dirigiendo en lo esencial sus esfuerzos hacia la depuración de sus filas de los agentes trotskistas y derechistas del fascismo, se cometen errores y perversiones serias que impiden la depuración del Partido de los agentes dobles, de los espías y saboteadores. A pesar de las directrices y de las advertencias repetidas del C.C., las organizaciones del partido adoptan, en numerosos casos, unas decisiones completamente erróneas, expulsan a comunistas partidarios, con una ligereza criminal (Resolutions..., editada por McNeal, p.188). La Resolución señaló dos grandes problemas organizacionales y políticos que hacían desviar la depuración: la presencia de comunistas que buscaban únicamente hacer carrera y la presencia, entre los cuadros, de enemigos infiltrados.

"Entre los comunistas hay siempre un cierto número de carreristas que no han sido descubiertos ni desenmascarados. Estos buscan ganar influencia y conseguir promocionarse, recomendando expulsiones del Partido, reprimiendo a miembros del Partido; buscando, al mismo tiempo, protegerse contra las acusaciones eventuales de falta de vigilancia, reprimiendo de forma indiscriminada a miembros del Partido. (...) Este género de comunistas-carreristas, siempre en busca de favores, difunden de forma indiscriminada el pánico a propósito de los enemigos del pueblo; durante las reuniones del Partido, están siempre prestos a clamar a gritos la expulsión de miembros del Partido por razones formalistas o sin razón alguna." "Además, en numerosos casos, estas "denuncias" han sido asumidas por enemigos del pueblo camuflados, saboteadores y agentes dobles, que montan -con el fin de crear provocación- acusaciones calumniosas contra miembros del Partido, y bajo la apariencia de "vigilancia reforzada", buscan la expulsión del Partido de comunistas honestos y abnegados. Con ello, desvían los golpes sobre sus propias personas, con el fin de retener las posiciones adquiridas en las filas del Partido. (...) Con estas medidas represivas, pretenden golpear a nuestros cuadros bolcheviques y crear una atmósfera enrarecida de sospechas en nuestras filas."

Ahora queremos atraer la atención sobre una estafa criminal cometida por Khruschev. En su Informe Secreto, consagró un capítulo entero a la denominada "gran purga". "Sirviéndose de una fórmula de Stalin", dijo, "provocadores se habían infiltrado en los órganos de la Seguridad" que, junto a "carreristas sin conciencia" sembraban el terror. ¡El lector se dará cuenta que estos son precisamente los dos tipos de elementos hostiles contra los cuales Stalin ha puesto en guardia desde enero de 1938! Khruschev pretende que estos provocadores y carreristas han podido servirse de las tesis de Stalin "cuando más nos aproximamos al socialismo, más enemigos tenemos", fórmula inventada en su totalidad por Khruschev (Lazitch, op.cit, p.8). Sí, hubo comunistas castigados injustamente, se han cometidos crímenes durante la depuración. Pero con una gran clarividencia, Stalin denunció todo esto cuando la operación estaba en curso desde hacia seis meses. ¡Dieciocho años más tarde, Khruschev tomará como pretexto esos actos criminales de los provocadores y carreristas, denunciados en la época por Stalin, para denigrar la propia depuración y para calumniar a Stalin!

Volvamos a la resolución de enero de 1938. Entre sus conclusiones, notemos esta: "Ha llegado el momento de comprender que, la vigilancia bolchevique consiste, sobre todo, en la capacidad de desenmascarar al enemigo, poco importa su inteligencia o su astucia, poco importa cómo usa su cobertura, y nunca, en las expulsiones indiscriminadas y "a la buena de Dios", de decenas y centenares de personas, de cada uno de los que logran tocar." (...) Es necesario, "poner fin a las expulsiones en masa del Partido de forma indiscriminada y adoptar un acercamiento realmente individualizado y diferenciado en las cuestiones de las expulsiones del Partido o de la reintegración de los expulsados como miembros con plenos derechos." “(...) Es necesario, "destituir de sus puestos y hacerlos responsables de sus actos a los dirigentes del partido que expulsan a miembros sin verificar cuidadosamente todos los materiales o que toman una actitud arbitraria hacia sus miembros" (Idem, p.190-194).

Tokaïev creía probable que fuesen los oponentes anticomunistas los que habían provocado estos excesos durante la depuración para desacreditar y debilitar al Partido. Sobre ello escribió: "El miedo a ser sospechosos de faltar a la vigilancia, empujaba a los fanáticos locales a denunciar, no sólo a los bujarinistas, sino también a los malenkovistas, a los ejovistas e incluso a los estalinistas. Seguro que no es imposible que esto haya sido llevado a cabo por los oponentes clandestinos (...) Beria, durante una reunión conjunta del Comité Central y del Comité de Control, celebrada en 1938, declaraba que si Ejov no era una agente nazi consciente, lo era involuntariamente, pues había transformado los servicios centrales de la NKVD en un nido de agentes fascistas" (Tokaïev, p.119). "Gardinashvili, uno de sus mejores contactos, tuvo una conversación con Beria justo antes que éste último fuese nombrado jefe de la policía. Gardinashvili preguntó a Beria si Stalin no veía el desconcierto causado por las ejecuciones; no se daba cuenta de que el reino del terror había sido llevado demasiado lejos y se convertía en antiproductivo; hombres altamente emplazados se preguntaban si los agentes nazis no habían entrado en la NKVD y utilizaban su posición para desacreditar a nuestro país. La réplica realista de Beria fue que Stalin era muy consciente de todo ello, pero que había una dificultad técnica: la pronta restauración de la normalidad en un Estado, controlado centralmente, de las dimensiones de la URSS era una tarea enorme. Además, existía el peligro real de guerra, y el gobierno debía mostrarse prudente cuando se trataba de conceder libertades" (Tokaïev, p.101).

La rectificación

El 11 de noviembre de 1938, Stalin toma una decisión categórica, para poner fin a los excesos aparecidos en el curso de la depuración. "Las operaciones generales llevadas a cabo para aplastar y destruir a los elementos enemigos realizada por los órganos del NKDV entre 1937-38, cuando el procedimiento de instrucciones y de juicios fue simplificado, no debía conducir a la aparición de numerosos y graves defectos en el trabajo de los órganos del NKVD y de la Fiscalía. Lo peor es que los enemigos del pueblo y los espías de los servicios secretos extranjeros han penetrado en los órganos del NKVD tanto a nivel central como local. Han intentado por todos los medios embrollar los informes de instrucción. Estos agentes deforman conscientemente las leyes soviéticas, proceden a arrestos masivos injustificados, al mismo tiempo que protegen a sus acólitos, sobre todo a los que han podido introducir en los órganos de la NKVD". "Los defectos absolutos e insoportables observados en el trabajo de los órganos del NKVD y de la Fiscalía sólo han sido posibles porque los enemigos del pueblo que han penetrado en los órganos de la NKVD y de la Fiscalía, han utilizado todos los medios para separar el trabajo de los órganos del NKVD y de la Fiscalía de los órganos del Partido, escapando al control y a la dirección del Partido y facilitando así para ellos mismos y para sus acólitos, la continuación de sus actividades antisoviéticas."

"El Consejo de los Comisarios del Pueblo y el Comité Central del PC(b) de la URSS, decide: 1º. Prohibir a los órganos del NKVD y de la Fiscalía efectuar toda operación masiva de arrestos y de deportaciones. (...) El C.C. y el CC del PC(b) previenen a todos los funcionarios del NKVD y de la Fiscalía de que, por la menor infracción de las leyes soviéticas y de las directrices del Partido y del Gobierno, cada empleado, fuera de toda consideración personal, será objeto de persecuciones judiciales severas. V.Molotov, J. Stalin (Novedades de Moscú nº 26, 30 de junio 1992, p.15).

Hay aún muchas controversias sobre el número de personas perjudicadas en el curso de la Gran Purga. Esto ha sido siempre el sujeto predilecto para la intoxicación nazi en principio y para la propaganda de la CIA después. Se puede suponer a lo que estas calumnias llegarán ahora que los anticomunistas han tomado el poder en la ex URSS. Según Rittersporn, en 1937-38, en el curso de la Gran Purga, hubo 278.818 expulsiones del Partido, que fueron mucho menores que en los años precedentes. En 1933, hubo 854.330 expulsiones; en 1934, se contaron 342.294 y en 1935 su número fue de 281.872. En 1936, hubieron 95.145 (Rittersporn, p.26-27). Mientras tanto, hay que subrayar que el carácter de las expulsiones fue completamente diferente en el curso de los diferentes períodos vistos. En la "la gran purga" fueron principalmente cuadros. En los años precedentes, elementos extraños a la causa comunista, criminales de derecho común, borrachos y elementos indisciplinados, constituyeron la base de los excluidos. Según Getty, de noviembre de 1936 a marzo de 1939, hubo al menos 180.000 expulsiones del Partido (Getty, p.176). Esta última apreciación tiene en cuenta el número de militantes reingresados.

Desde antes del pleno de enero de 1938, hubo 53.700 llamamientos contra las expulsiones. En agosto de 1938, se habían registrado 101.233 nuevos llamamientos. En este momento, sobre un total de 154.933 llamamientos, los comités del Partido habían ya examinado 85.273, de los cuales el 54% habían sido readmitidos (Getty, p.190). Nada demuestra mejor la falsedad de la afirmación de que la depuración fue un terror ciego y sin paliativos, organizado por un dictador irracional.

Conquest pretende que hubieron de 7 a 8 millones de detenciones entre 1837-38. En este momento, el número de obreros industriales no pasaba de 8 millones. Son cifrados por Conquest "fundándose, esencialmente, por las memorias de antiguos prisioneros, que afirman que del 4 al 5'5% de la población soviética fue encarcelada o deportada" (Rittersporn, p.258). Se trata de cifras fantaseadas, inventadas pieza a pieza por los enemigos del socialismo decididos a dañar al régimen por todos los medios. Sus "estimaciones" no están basadas sobre ningún material serio. "Por falta de datos materiales, todas las estimaciones, sin excepción, no tienen valor, y es muy difícil no estar de acuerdo con Brezezinski, cuando remarca que es imposible hacer estimaciones sin errores de centenares de miles y hasta de millones"
(Getty, p.258). Queremos hacer aquí una pequeña incursión sobre el Gulag y abordar el problema más general del número de personas encerradas y muertas en los campos de trabajo correccionales. El nombre de Gulag significa administración principal de los campos. Armado de todas las ciencias estadísticas y de exploración, Robert Conquest ha hecho sabios cálculos: 5 millones internados en el Gulag al principio de 1934; más 7 millones detenidos durante las purgas de 1937-38, esto suman 12; es necesario deducir 1 millón de ejecutados y 2 millones de muertos por causas diversas durante estos dos años. Esto suma exactamente 9 millones de detenidos en 1939 "sin contar los de derecho común" (205).

Ahora, conociendo la amplitud de la represión, Conquest se pone a contar cadáveres. Entre 1939 y 1953, hubo una mortalidad anual media de "cerca del 10%. Entonces, durante estos años, el número de detenidos y arrestados poco más o menos estable, cerca de 8 millones. Lo que quiere decir que durante estos años, 12 millones de personas han sido asesinadas en el Gulags por el estalinismo. Los hermanos Medvedev, esos "comunistas" de la escuela de Bujarin-Gorbachov, por otra parte han confirmado, en lo esencial, estas cifras reveladoras: "Viviendo Stalin, habían de doce a trece millones de personas en los campos" Bajo Khruschev, que hizo "renacer las esperanzas de democratización", las cosas iban mucho mejor, bien entendido: el Gulag no habían mas que "dos millones de criminales de derecho común" (206).

Hasta aquí, ningún problema. Todo iba bien en casa de nuestros anticomunistas. Se les creía bajo palabra. Después la URSS ha estallado y los discípulos de Gorbachov han podido hacerse con los archivos soviéticos. En 1990, los historiadores soviéticos Zemskov y Dugin han publicado las estadísticas inéditas del Gulag. Contenían las llegadas y las salidas, consignadas hasta el último hombre. Consecuencia inmediata: estos libros de cuentas han permitido arrancarle la máscara científica a Conquest. En 1934, Conquest ha contado 5 millones de internados políticos. De hecho, sólo eran 127.000 y 170.000. El número exacto de todos los detenidos en campos de trabajo, políticos y de derecho común confundidos, eran 510.307. El conjunto de todos los detenidos, sólo habían entre un 25 y un 33% de políticos. Y es que... a estos últimos, Conquest les ha sumado 4,850.000... ¡Un pequeño detalle!

Anualmente, Conquest ha dicho que había una media de 8 millones de detenidos en esos campos. Y Medvedev de 12 a 13 millones. En realidad, el número de detenidos políticos ha oscilado entre un mínimo de 127.000 en 1934 y máximo de 500.000 durante los dos años de guerra de 1941-1945. Las cifras reales han sido pues multiplicadas por 16 a 26. Allí en donde se encontraban una media de 236.000 y 315.000 detenidos políticos, ¡Conquest se ha "inventado" 7,700.000 más! Seguramente un leve error estadístico marginal. Pero, ¡en nuestros libros escolares y en los periódicos, no encontramos la cifra real de los 271.000, pero SI la calumnia de 8,000.000!

Conquest, el estafador, pretende que en 1937-38, durante la "Gran purga", los campos se han llenado de 7 millones de "políticos", y que había habido 1 millón de ejecuciones y 2 de muertos. De echo, de 1936 a 1939, el número de detenidos en los campos ha aumentado en 447.789 personas (pasando de 839.406 a 1,317.196). Un factor de falsificación del 14. En dos años, los fallecidos se cifran en 115.922 y no en 2,000.000. Allí en donde 116.000 personas han fallecido por diversas causas, Conquest le adjunta 1,884.000 "víctimas de estalinismo".
El ideólogo de Gorbachov, Medvedev, hacia estado de cuentas de 12 a 13 millones de personas en los campos; bajo el liberal Khruschev, sólo quedaban 2 millones: y todos de derecho común. En realidad, del tiempo de Stalin, en 1951 -año que vió el mayor número de detenidos en los Gulag- habían 1,948.158 de derecho común, justos tantos como en el período Khruschev. El número real de los detenidos que habían colaborado con los nazis, 334.538 han sido condenados por traición.

Según Conquest, entre 1939 y 1953, hubo en estos campos un 10% de defunciones por año, un total de 12 millones de "victimas del estalinismo". Una media de 855.000 muertos por año. En realidad, la cifra real, en tiempo ordinario, es de 49.000. Conquest a inventado un plus de 806.000 muertos por año. Durante los 4 años de guerra, cuando la barbarie nazi ha impuesto condiciones insoportables a todos los soviéticos, la media de muertes era de 194.000. Así, en 4 años, los nazis han causado la muerte de unos 580.000 muertos, puestos sobre las espaldas de Stalin...

Werth, que denuncia las falsificaciones de Conquest, se esfuerza también por mantener, tanto como puede, el mito de los "crímenes estalinistas". "En 14 años (1934-47), un millón de muertos fueron registrados en un solo campo de trabajo". Así que, Werth, él también, ¡mete los 580.000 muertos suplementarios, debidos a los nazis, sobre la cuenta del socialismo!

Retornemos ahora a la depuración propiamente dicha: Una de la calumnias más corrientes, lanzadas tanto por los trotskistas como por los grupos de extrema derecha, afirma que la depuración intentó eliminar a la "vieja guardia bolchevique". En 1934, habían 182.600 "viejos bolcheviques" del Partido, es decir, militantes que habían ingresado lo más tarde en 1920. En 1939, se contaba con 125.000. La gran mayoría, el 69% seguían en el Partido. Hubo en el curso de cinco años una pérdida de 57.000 personas, o sea un 31%. Muchos habían muerto de causa natural, otros habían sido expulsados, otros incluso ejecutados. Está claro que los "viejos bolcheviques" cayeron, durante la depuración, no porque fuesen "viejos bolcheviques", sino a causa de su comportamiento político (Getty, p.176). Tomemos nota también, de la conclusión de Getty, al fin de su estudio sobre las Purgas: "Los datos materiales indican que la "Ejovhchina", (la Gran Purga) debe ser redefinida. No fue el resultado de una burocracia petrificada que eliminaba a disidentes y destruía a viejos revolucionarios radicales. De hecho, es posible que las Purgas fueran justamente todo lo contrario. No es imposible con los datos disponibles argumentar que las Purgas fueron una reacción radical y hasta histérica, contra la burocracia. Los funcionarios bien colocados fueron destruidos desde arriba y desde abajo, en una oleada caótica de voluntarismo y de puritanismo revolucionario" (209).

La burguesía occidental y la depuración

La depuración de 1937-38 consiguió globalmente su objetivo. Es verdad que hubieron no pocos errores y de desgastes que no eran posible evitar vista la situación interna del Partido. La mayoría de los hombres de la "quinta columna" nazi cayó durante la depuración. Y cuando los fascistas atacaron a la URSS, se encontraron con muy pocos colaboradores en el aparato del Estado y en el Partido.

Cuando uno oye a los socialdemócratas, a los demócratas-cristianos, a los liberales y a otros burgueses hablar del "terror absurdo" de Stalin, uno quisiera preguntarles en dónde estaban ellos y sus semejantes en 1940, cuando los nazis ocuparon Bélgica y Francia. La mayoría de ellos aquí, en nuestra nación, estaban denunciando la depuración de Stalin y apoyando activa o pasivamente al régimen nazi desde el día que fue instalado. Cuando los nazis ocuparon Bélgica, Henri De Man, presidente del Parido socialdemócrata belga, hizo una declaración oficial felicitando a Hitler y para anunciar que la llegada de las tropas nazis significaban ¡"La liberación de la clase obrera"! En su Manifiesto de junio de 1940, Henri Le Man escribió en nombre del Partido obrero belga: "La guerra ha arrastrado a la debacle al régimen parlamentario y la plutocracia capitalista en su susodicha democracia. Para las clases trabajadoras y para el socialismo, este hundimiento del mundo decrépito, lejos de ser un desastre, es una liberación. La vía está libre para las causas que resumen las aspiraciones del pueblo: la paz y la justicia social" (210).

En el curso de la historia, nos machaca los oídos con toda clase de ataques calumniosos contra Stalin, ¡y no somos capaces de recordar que el presidente del Partido socialista belga, gran crítico de la depuración estaliniana, aclamó a los nazis en Bruselas! Es un hecho bien establecido que no sólo Henri De Man, sino también Achille Van Acker, futuro Primer ministro de la Bélgica "democrática", colaboraron con los nazis desde su entrada en Bruselas. Cuando uno oye a estas personas decir que la depuración organizada por Stalin era "criminal" y "absurda", uno lo comprende. Ellos que se preparaban a colaborar con los nazis, eran de la misma familia que la mayor parte de las "víctimas de la depuración". En Francia también, la gran mayoría de los parlamentarios socialistas votaron los plenos poderes a Petain y han ayudado así a poner en marcha el régimen colaboracionista de Vichy. Por otra parte, cuando los nazis ocuparon Bélgica, la resistencia era prácticamente inexistente. Las primeras semanas y los primeros meses, no hubo resistencia notoria. La burguesía belga, casi en bloque, colaboró. Y la gran masa siguió y aceptó pasivamente la ocupación. El francés Henri Amouroux pudo escribir un libro titulado "Cuarenta millones de petainistas" (211).

Hagamos la comparación con la Unión Soviética. Desde que los nazis han puesto su pie sobre su territorio, han tenido que enfrentarse a militares y civiles decididos a luchar hasta la muerte. La depuración había sido acompañada de una campaña permanente de preparación política e ideológica de los trabajadores a la guerra de resistencia por su Estado soviético. La vigilancia anti-nazi era la base de esta campaña. En su libro sobre el Ural, el ingeniero americano Scott describe bien cómo esta campaña política se ha desarrollado en las fábricas de Magnitogork. Nos informa de cómo el Partido explicaba la situación mundial a los obreros, en los periódicos, en las conferencias, a través de películas y de obras de teatro. Habla del impacto profundo de esta educación sobre los obreros. Fue gracias, entre otras cosas, a la campaña de depuración y de educación que la acompañó de donde el pueblo soviético ha encontrado la fuerza para resistir. Si no hubiese habido esta voluntad decidida de oponerse por todos los medios a los nazis, es evidente que los fascistas hubiesen tomado Leningrado, Moscú y Stalingrado. Si la quinta columna nazi se hubiera mantenido, habría encontrado apoyo entre los derrotistas y capituladores del Partido. Con la dirección estaliniana derribada, la URSS habría capitulado como lo hizo Francia. Una victoria nazi en la URSS hubiese comportado inmediatamente y como efecto, que la tendencia pro-nazi en el seno de la burguesía inglesa -siempre poderosa después de la caída de Chamberlain-, hubiese pasado sobre Churchill.Y los nazis probablemente hubiesen dominado al mundo.

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