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martes, 4 de junio de 2013

Mijail Kilev: La autoridad de Stalin (2ª Parte)


3. Unos principios inquebrantables

Estos principios concernían a todos, tanto a sus colaboradores, como a su familia. El antiguo ministro de Agricultura, I.A. Beneditkov, escribe al respecto: “Ninguna consideración de amistad o de fidelidad personal hacia Stalin, ni sus relaciones familiares, tenían prioridad. Al contrario, era más exigente y más severo hacia la gente con la cual simpatizaba. Pienso en Molotov, aiukov, Vonesenski, el constructor de aviones Yakovlev y algunos otros. Los intereses del país, del socialismo, estaban por encima de todo.”

El hijo adoptivo de Stalin, Artem decía: “Yakov y yo, nos hicimos artilleros, y Vasili, piloto. Los tres, partimos hacia el frente. Desde el primer día, Stalin llamó por teléfono para que fuésemos movilizados inmediatamente. Este fue el único privilegio que hemos conseguido de él como padre (…). Hay cartas de Vasili a su padre. En una de ellas le pide que le mande dinero: se había creado una cantina en su división, y también pretendía que le hicieran un uniforme nuevo. Nuestro padre le dijo:

1. Que yo sepa, el aprovisionamiento del Ejercito Rojo es suficiente. 2. Un uniforme particular para el hijo de Stalin en el Ejercito Rojo, no esta previsto. Así, Vasia no recibió ningún dinero”.

También está la historia del hijo de Stalin, Yakov: “En 1941, Yakov es apresado por los alemanes. Estos últimos intentan en vano utilizarlo contra la URSS. Los alemanes conciben, en 1943, la propuesta de intercambiar a Yakov por el Mariscal Paulus. Stalin no hace nada. A la observación de Molotov de que Yakov era, a pesar de todo, su hijo, Stalin contestó: En el frente, todos son mis hijos”.

Hay periodistas que utilizan este hecho para hablar de la “crueldad” de Stalin. ¿Y cómo hubieran reaccionado los padres de miles de presos de guerra que no podían ser canjeados? ¿Y todas las víctimas de la batalla de Stalingrado, renegados de un sólo golpe?

Los falsos humanistas no pueden contestar a estas preguntas.

Cuando Yakov fue asesinado por los alemanes en 1943, Stalin ahogó su pena hasta el final de la guerra. Como dice Molotov: “Stalin no compartía su pena, ni siquiera con sus allegados más cercanos. El único a quien se había abierto, era a su antiguo amigo de Tbilisi (ciudad donde Stalin pasó su juventud -nota del traductor), Kafiaradze, a quien había visitado en su casa después de la guerra. En el desayuno, Stalin le dijo en voz baja: “Han matado a mi hijo, el Georgiano”, y con un gesto ritual, había mojado pan en el vino y lo había depositado sobre la mesa. Después, no volvió nunca más sobre esta cuestión”.

4. Una lógica de hierro, un gran intelecto, espíritu clarividente y lenguaje comprensible

Los más próximos colaboradores de Stalin hablan de sus cualidades. Molotov dice: “No había y no hay hombre más metódico, más talentoso que Stalin. Nadie después de la muerte de Lenin se orientaba mejor que él en cada situación. (…)Le reconozco como un gran hombre irremplazable”.

Y también: “Stalin tomaba apuntes personalmente de las reuniones, o dictaba a Poscribichov. Formulaba todo muy exactamente, muy rápidamente, y no sólo a grandes rasgos. La mayoría de las veces, entregaba un documento acabado”.

El Mariscal Zhukov escribe: “Sus capacidades intelectuales, su experiencia en la dirección política, su gran conocimiento de los hechos y su increíble intuición, permitían a José Vissarionovich Stalin dirigir las operaciones militares. Era capaz de encontrar el punto sensible de la situación estratégica, y lo aprovechaba para contrarrestar al enemigo, trasformando la operación en ofensiva. Sin duda alguna, merecía ser el comandante en jefe”.

El Mariscal Vassilevski escribe: “J. V. Stalin poseía no sólo un gran intelecto, sino también conocimientos asombrosamente amplios”

Para demostrar cómo el Comandante Supremo apreciaba la situación estratégica naciente en el Cáucaso, y en qué dirección tenía la intención de dirigir las futuras operaciones de nuestros ejércitos en ese sector del frente, citaré un telegrama de Stalin, dictado el 4 de enero de 1943, al Estado mayor del frente del Cáucaso, dirigido al General del ejercito, J. V. Tiulenov. Lo cito para demostrar el valor de Stalin como Comandante Supremo, como hombre de acción que dirigía fuerzas armadas a una escala grandiosa. Hay muchos más documentos sobre la guerra, procedentes de Stalin en persona, donde se puede constatar cómo resolvió problemas operacionales y estratégicos muy importantes. Este telegrama, así como muchos otros documentos, permiten apreciar la competencia militar del Comandante Supremo.

He aquí el texto:

“En primer lugar: el enemigo se retira de Cáucaso del Norte, incendiando los almacenes y destruyendo las carreteras. El grupo del Norte de Maslennikov se transforma en grupo de reserva, que tiene por tarea seguir ligeramente al enemigo. No tenemos ningún interés en echar al enemigo del Cáucaso del Norte, sino más bien en retenerlo, cercarlo y atacarle con el grupo del Mar Negro. Por esta razón, el centro de la operación del frente del Cáucaso, es transferido al sector del grupo del Mar Negro, lo que no entienden ni Maslennikov, ni Petrov.
En segundo lugar: carguen inmediatamente el 3° cuerpo de infantería del sector del grupo del Norte, y transfiéranlo a una velocidad acelerada al sector del grupo del Mar Negro. Maslennikov puede poner en acción al 58° ejército que está en reserva e inactivo allí, y podría ser muy útil en caso de una ofensiva con éxito.

La primera tarea del grupo del Mar Negro es la de ocupar Tikhoretskaya, por el lado Oeste, para impedir que el enemigo pueda sacar su material. Tendrán la ayuda del 51° ejército y, eventualmente, del 28°.
Su segunda tarea, y la más importante, es destinar una columna potente para la composición del grupo del Mar Negro que tomará Bataisk y Azov, entrará en Rostov por el Este, y encerrará al grupo enemigo del Cáucaso-Norte, con el objetivo de hacerlo preso de guerra, y aniquilarlo. En esta tarea, le ayudará el flanco izquierdo del frente Sur de Eriomenko, quien tiene por tarea tomar posición al Norte de Rostov.
En tercer lugar. Ordene a Petrov que empiece su ofensiva en el plazo previsto, sin un segundo de demora, y sin esperar la llegada de todas las reservas. Petrov siempre ha estado a la defensiva y no tiene mucha experiencia en ofensiva. Explíquele que tiene que contar cada día, cada hora.

En cuarto lugar. Vaya inmediatamente a la zona del grupo del Mar Negro y asegure la ejecución de la presente directriz”.

Todo el mundo comprendía que esto quería decir: “impedir que los alemanes saliesen del Cáucaso y detener su reagrupamiento, cuando hasta la víspera se introducían de manera insolente en el Sur, hacia el Elbruz, hacia Georgia y Azerbaiyán.” Esta era la tarea a la orden del día”.

A propósito de la lógica de hierro de Stalin, W. Churchill escribe: “Stalin era un hombre de una energía inusitada, (…) despiadado en las discusiones, a quien yo mismo, formado en el Parlamento británico, no podía oponer nada”.

Y el Mariscal Vassilevski escribe que jamás vio una memoria igual, su memoria era excepcional.

A diferencia de los teóricos Marx, Engels, y Lenin, Stalin tenía el don de explicar, hasta los problemas teóricos más complejos, en un lenguaje simple y claro, comprensible para todo el mundo. Es por eso que los trabajadores le entendían cuando se dirigía a ellos para explicarles la política del PCUS y del gobierno soviético.

El escritor Máximo Gorki decía de Stalin: “Es un hombre con una inteligencia profunda y un corazón enorme”.

Éstas son las apreciaciones de los que lo conocían de cerca y habían trabajado con él.

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