Para quien le conocimos, Alfredo será nuestro camarada, que le daba tan bien al verso como a la pipa, un saludable del PCE, un hombre honrado y sincero de esos de donde nace la palma que ratificaría José Martí. Para quien no le trato, es un militante honesto del Partido Comunista pre Santiago Carrillo, de Dolores Ibarruri, con apariencia de afiliado al Partido Comunista Francés de Georges Marcháis, fino, elegante, docto y educado. De los vivientes del Partido, de la España aburrida y carcelaria de los años cincuenta, de los Vázquez Montalván, Daniel Lacalle o Manolo Ballesteros. Los duros y teóricos del fin filosófico de la dictadura de Franco Bahamonde y su reino de Falange de las Jons.
En 1957, casi camino de Paris, se puso un carnet del PCE que no soltó jamás, un murciano de dinamita como cantaría Miguel Hernández de la Yecla vitivinícola, puso su destino en Francia buscando los soviets sindicalistas de la CGT. Apuntado a las Juventudes Comunistas, ya no JSU, que estaba de vuelta la UJCE a la que organizo en territorio galo y con ellas viajo al año de la economía de Cuba y abrazo en la mano al Che Guevara. Coordino en Europa Occidental la que Marx y Engels pensaron que el comunismo se practicaría antes que al este del Danubio, a los Jóvenes Comunistas del estado español dispersados por Alemania, Luxemburgo, Bélgica y el resto de oeste del muro de Berlín.
Dirigió el periódico Horizonte de los adolescentes de Agustín Gómez Huerta y solo regresaría a España con el caudillo bajo el mármol. Puso hogar en Hortaleza y en la agrupación del PC de ese barrio chulo, obrero y pensado para pueblo y no para distrito de una capital. Agrupado en las CCOO de Marcelino Camacho, se posiciono con el PCE y no quiso secundar ruptura del mismo ni al PTE de Carrillo ni al PCPE de Ignacio Gallego. Traslado residencia a San Sebastián de los Reyes (O de Madrid para los republicanos) y siempre antepuso a la organización de José Díaz por delante de Izquierda Unida. En el Sanse popular y trabajador, sirvió a la Revolución Cubana de 1959 en la Asociación Pablo de la Torriente Brau, del brazo de su compañera María Oset, otra alma buena y marxista.
Otros cambiaron su documentación por la del poder, Alfredo Mora mantuvo la suya con la de los parias de la tierra.
Alfredo, no quiso concejalías, ni aspiro a listas o candidaturas de Ayuntamiento, era base de Partido, pero pertenecía a la dirección del Partido Comunista de Madrid, era de los que daba vida a las sedes del PCE y carteles a la ciudad.
Alfredo un activo de la Plataforma de Izquierdas de Ángeles Maestro y del Partido Vivo del PCE, movilizado en el antifascismo, contra la M-50 y culto siempre en el escrito buscado de poesía. Seguirán las alamedas abriéndose y los Víctor Jara pondrán sus guitarras nuevas, los poetas sonaran a Silvio Rodríguez y se descompondrán imperios y bancos y tu mano solida seguirá empujando con nosotros y nosotras la pancarta de aquella Juventud del mundo que publicaba Lenin, no te vas te quedas en el comunismo.
Siempre serás PCE.
Eduardo Andradas
Poeta e Investigador de la Guerra Civil Española en la comarca Norte de Madrid.
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