Compañeros y compañeras,
Nosotros, militantes y ex militantes de
los CJC / Jóvenes Comunistas Catalán y del Partido Comunista del Pueblo
de Cataluña, queremos a través de este comunicado público manifestó lo
siguiente:
Primero-. Denunciamos la existencia de
una fracción organizada-encabezada por destacados dirigentes de
Asturias-dentro del PCPE y los CJC que ha tomado el control absoluto de
esta última organización y que va camino de imponer totalmente sus
métodos también al PCPE. El trabajo de esta fracción y su cada vez mayor
grado de influencia y de control directo de los órganos del PCPE y los
CJC es en gran medida el causante de los puntos que expondremos a
continuación.
Segundo-. Denunciamos la existencia
desde hace más de un año y medio de un intento deliberado y reiterado de
liquidar el PCPC por parte de algunos dirigentes de los CJC / JCPC. Los
dirigentes que han encabezado este proceso de liquidación del Partido
son los fines recientemente dos miembros del CC de los CJC en
Cataluña-Albert Camarasa y Ramón Fernández-, con el apoyo de otros
miembros del Comité Nacional de los JCPC, particularmente de aquellos
que han sido elegidos últimamente miembros de este CC al 8 Congreso de
CJC. Este proceso de destrucción del PCPC a pesar de haber sido
desplegado sobre el terreno por subsanados miembros de los JCPC, ha sido
siempre organizado y desarrollado bajo la dirección del CE de los CJC y
en contacto con la fracción asturiana.
¿Por qué hablamos de intento de
liquidación del PCPC? El objetivo declarado del grupo fraccionalista los
CJC ha sido destruir el protocolo de relaciones que existe entre el
PCPE y el PCPC desde su fundación. Este protocolo es el que garantiza el
carácter nacional e independiente del Partido Comunista en Cataluña
desde la misma fundación del PSUC de Joan Comorera del año 36. Este
carácter nacional e independiente, ha sido el modelo de referencia de
los y las comunistas de Cataluña, tanto del PSUC, del PCC, como del
PCPC, no existiendo en este último partido ningún tipo de debate ni
conflicto sobre la cuestión en todos sus años de existencia. El objetivo
de los liquidacionistas ha sido el de acabar con el PCPC y convertirlo
en una sección más del PCPE, acabando con toda la tradición organizativa
del movimiento comunista de nuestro país. Evidentemente, el
planteamiento de un cambio en el modelo de relaciones entre el PCPC y el
PCPE planteado a título individual no constituye en sí mismo ningún
tipo de actividad fraccionalista ni ataque hacia el propio Partido, pero
no ha sido ésta la manera de trabajar los dirigentes de CJC. El CE de
los CJC ha trabajado durante todos estos meses de manera encubierta en
dos sentidos. En primer término, ha ido preparando internamente el
terreno para una posición favorable de todos sus militantes a la
liquidación del PCPC. El debate sobre la independencia del Partido en
Cataluña fué llevado a las bases de manera inorgánica e informal,
introduciendo en ellas una preocupación poco habitual como es ésta en un
joven militante comunista. Además, este debate no sólo ser trasladado
de manera inorgánica a los militantes de Cataluña, sino que fue
extendido por todo el Estado para ir creando un clima de hostilidad
hacia el PCPC por parte de muchos militantes de CJC. Paralelamente, el
CE de los CJC comenzó a desplegar una elaboración teórica para forzar un
cambio de modelo y la absorción del PCPC por parte del PCPE. Todo esto
se produce tras la celebración de la III Conferencia Nacional de los
JCPC, donde se había intentado normalizar el modelo de relaciones de los
JCPC con los CJC adecuándolo al del PCPC-PCPE por parte de la dirección
saliente. Tras el fracaso de este intento-incluyendo elementos como
coacciones al PCPC por parte del PCPE; una carta la noche anterior a la
Conferencia de Juan Nogueira, secretario general de los CJC, los
militantes de JCPC pidiendo el voto para las posturas del CC , así como
el envío de un delegado, más allá de los que ya tenía de “manera
natural” la CC, que intervino constantemente como si fuera un militante
más para acondicionar todo el evento-el CC de los CJC comprometerse a
abordar la cuestión de manera amplia y colectiva en el transcurso de
tiempo restante hasta el 8 Congreso de los CJC tras conseguir modificar
la Conferencia la postura que durante los debates anteriores había sido
la mayoritaria entre los y las militantes. En vez de eso, el CC de los
CJC comenzó a trabajar de manera velada en la elaboración de un
documento denominado “Un Estado, un Partido” que pretendía ser
incorporado como anexo-no discutible ni votable-los documentos
congresuales. Sólo la vigilancia revolucionaria por parte de algunos
militantes de los JCPC y el PCPC pudo descubrir y detener este
documento, que finalmente ser retirado por obligación del PCPE ante la
posibilidad de ruptura con el PCPC. En segundo término, por parte de los
dirigentes de los JCPC, comenzó una campaña de calumnia y desprestigio
absoluto del PCPC y de sus dirigentes y militantes. Durante todo este
tiempo los ataques por parte de los elementos fraccionalistes contra el
PCPC y sus miembros no han cesado. Tanto en las reuniones como fuera de
las mismas la tónica habitual ha sido el insulto constante y la crítica
fácil, generándose también en Cataluña un ambiente absolutamente hostil
por parte de los militantes de la juventud contra su propio partido,
llegando algunos de ellos en muchas ocasiones a afirmar que su partido
de referencia no era el PCPC sino el PCPE, convirtiéndose rápidamente la
mayoría de militantes en contrarios al protocolo entre PCPE-PCPC,
cuando ésta nunca había sido una preocupación de ningún militante ni
había sido un elemento expuesto en ningún debate formal. Toda esta
campaña ha pretendido hábilmente vincular todas las problemáticas
internas del PCPC-las reales, así como las inventadas o por ellos mismos
generadas-al protocolo y al carácter independiente del PCPC. Es decir,
todos los errores de los PCPC eran culpa del protocolo, por lo que éste
debía ser liquidado, así como cualquier independencia orgánica, ya que
sólo el PCPE es el garante del “bolchevismo” en España.
¿Por qué hablamos de grupo
fraccionalista? Hablamos de grupo fraccionalista porque sus intenciones,
así como las formas en las que han trabajado todo este tiempo han sido
opacas y totalmente alejadas del centralismo democrático y del modelo de
relaciones que éste garantiza dentro del Partido y la Juventud
Comunista. Tenemos pruebas más que sobradas-que podrán consultar todos
los militantes que así lo deseen-que el grupo encabezado por los
miembros del CC en Cataluña, así como por algunos otros militantes de
JCPC ha tenido un funcionamiento totalmente irregular. Su actuación ha
sido siempre fuera de los marcos de debate y actuación propios del
Partido y la Juventud. Se trata de un grupo fraccionalista porque han
utilizado métodos y formas contrapuestas al centralismo democrático,
como son el acondicionamiento de posturas a través de conversaciones
informales, la preparación de las reuniones fuera de los órganos, las
campañas de desprestigio de los camaradas del Partido, la omisión los
debates y acuerdos al Partido, etc. Además, se trata de un grupo
fraccionalista ya que como dirección de los CJC han trabajó a menudo
desarrollando tareas que no son propias de la Juventud, sino del Partido
Comunista, reiteradamente a espaldas de éste, incluso a nivel de PCPE.
Tercero-. Denunciamos una gravísima
desviación dentro del centralismo democrático hacia el primero de sus
elementos. Esta es una desviación que se está dando a cabo tanto en el
PCPE como los CJC, aunque es en esta segunda organización donde se ha
impuesto esta tendencia de manera más extrema. CJC se ha convertido en
una organización donde el centralismo democrático sólo queda el
centralismo más descarado. La organización ha sufrido en los últimos
años un proceso de degradación de la democracia interna y de cambios en
el modelo interno muy preocupantes, que paralelamente han sido
acompañados de todo un esfuerzo teórico amplio de justificación. Esta
teorización ha ido ligada a una mesianització los dirigentes y el
desprecio a los militantes inferiores, los órganos y los colectivos. Se
ha liquidado todo debate interno y éste ha sido reemplazado por una
gestión administrativa y burocrática de los conflictos. Todos aquellos
militantes y dirigentes que han sido críticos con cualquiera de las
gestiones del CC han sido apartados mientras que aquellos miembros más
seguidistas y acríticos han sido promocionados y premiados. El CC de los
CJC se ha convertido en un órgano de feria donde los miembros del CE
como auténtica fracción dentro de la organización llevan todos los
acuerdos discutidos y aprobados con antelación para obtener un visto
bueno formal. También se ha convertido en el circo donde en cada sesión
se premia aquellos miembros más seguidistas y acríticos a través de su
política de invitaciones. A nivel interno, la democracia interna ha dado
paso al folclore y al régimen cuartelero, donde la disciplina
consciente ha sido sustituida por la disciplina militar. Las escuelas de
formación y los actos de carácter interno se han convertido en
auténticas acampadas bajo régimen marcial, sin que el elemento de
conciencia individual y la reflexión política formen parte de la toma de
conciencia de clase y de disciplina de los jóvenes comunistas. La
“seguridad” se ha convertido en el elemento vertebrador de la juventud y
del modelo de seguidismo vertical que se ha ido instaurando, siendo
únicamente una cuestión de cohesión interna y falsas apariencias,
mientras que a la hora de la verdad, se ha demostrado absolutamente
inútil para solucionar problemas de seguridad reales o proteger la
propia militancia. Existe un evidente culto al folclore militar ya la
disciplina marcial, que se hace palpable en las redes sociales, donde
los militantes prestan más atención a la estética y las fotografías de
los cordones de seguridad que a las propias masas que se movilizan,
aunque disposiciones internas de CJC prohíben la difusión de este tipo
de elementos. A nivel de Cataluña, el Comité Nacional de los JCPC ha
sido rebajado al nivel de una simple administración provincial del CC de
los CJC. Toda la política de la Juventud Comunista de Cataluña ha sido
discutida y dirigida desde el CE de los CJC, así como sus responsables
colocados asimismo por éste. Los dos miembros de la anterior CC de los
CJC fueron ser escogidos miembros del CN por imposición directa del
secretario general de CJC bajo coacciones, cuando uno de ellos había
sido apartado de todas sus responsabilidades por la desastrosa situación
en que había dejado el organización bajo su liderazgo. A nivel general
no existe crítica de ningún tipo hacia los órganos de dirección. Además,
a través de una política-teorizada y publicada en los órganos
internos-de situar los cuadros del CC en todos los niveles de la
organización, han conseguido que estas posibles críticas hacia los
órganos superiores sean cortadas de raíz. Cualquier militante que
cuestiona la dirección o plantea dudas razonables sobre cualquier
cuestión es rebatido “públicamente” de manera brutal por el cuadro del
CC en la reunión de colectivo, ridiculizando al militante, consiguiendo
que éste nunca más plantee críticas por el miedo generado, así como
aleccionándonos para otras ocasiones el resto de militantes presentes.
En otros casos, donde colectivos sí han elevado críticas en CC, éstas
generalmente no han sido respondidas o el conflicto ha sido tratado a
través de métodos totalmente alejados de la democracia interna. A pesar
de la retórica absolutamente triunfalista tanto interna como externa de
los CJC, lo cierto es que a pesar del crecimiento de la organización,
también son muchísimos los militantes perdidos durante el transcurso de
los últimos años, perdiéndose colectivos enteros e importantes cuadros
-empezando por numerosos miembros del propio CC-y veteranos militantes,
mientras que la edad media de la militancia es cada vez inferior. Toda
esta política ha sido ratificada y ampliada duramente en el último
congreso de CJC. En éste, los derechos militantes han sido recortados a
la mínima expresión, constituyéndose la dirección y particularmente el
CE en una especie de deidad: las enmiendas que en un colectivo no
tuvieran el apoyo del 30% de la militancia ya no podían incorporarse al
congreso, el CC decidía qué enmiendas pasaban o no a debate; cada tesis
del congreso tenía un anexo que no podía ser discutido ni votado, a
partir de ahora sólo un “Consejo” conformado por miembros del CC y
Garantías y control podrá convocar un Congreso Extraordinario, cuando
hasta ahora el CC estaba obligado a convocarlo si un% de la militancia
así lo pedía, etc. Además, la Comisión de Garantías y Control ha sido
estructurada con todos aquellos dirigentes de CJC que han generado
problemas y conflictos en sus territorios en nombre de la
“bolchevización” del Partido: el último secretario general, los dos
dirigentes de los CJC -Madrid que han sido acusados por los antiguos
militantes de la UJC-M de fracción, una de las pocas militantes que ha
quedado de Castilla La Mancha, así como los dos miembros del CC de los
JCPC, que de esta manera se han garantizado la doble militancia durante 4
años para evitar cualquier actuación sobre ellos, entre otros. Cabe
recordar que este es un organismo “independiente” que garantiza los
derechos militantes ante una actuación del CC. Por tanto, consideramos
que CJC es actualmente más una secta que una organización política, y
que en su interior resulta imposible el trabajo abierto y honesto por la
inexistencia de ningún tipo de democracia interna y la negación del
debate colectivo.
Cuarto-. Denunciamos la existencia de
una desviación chovinista española dentro del PCPE y los CJC y que está
representada por los mismos elementos fraccionalistas que han potenciado
el desarrollos de los puntos anteriormente mencionados. Esta desviación
ha ido calando no sólo entre los dirigentes de las dos organizaciones,
sino también entre gran parte de la militancia de base. El PCPE y los
CJC-así como el PCPC-se han caracterizado históricamente, y ya desde su
misma fundación, por ser dos organizaciones que habían tomado en serio
la cuestión nacional en España-a diferencia del PCE-y habían desplegado
una sincera política sobre la cuestión nacional y el derecho de los
pueblos y las naciones a la autodeterminación. Esta voluntad de
solucionar de manera sincera y decidida la cuestión nacional puede
apreciarse al mismo nombre del partido, que recoge claramente la
importancia de esta cuestión, así como en la propuesta de una República
Socialista Confederal, que a pesar de los intentos de la fracción no
pudieron tumbar al 9 Congreso. Esta desviación chovinista española ha
desarrollado en dos sentido. El primero, ha sido el de potenciar una
subjetividad militante que poco a poco ha ido triunfando y que ha
llevado a gran parte de la militancia a despreciar el hecho nacional y
bajo el pretexto del centralismo democrático, la unidad de acción y la
prisa del poder político en todo el Estado, generó un sentimiento
nacional español y potenciar el centralismo. El segundo, ha sido el de
un intento de revisión de los postulados leninistas sobre el derecho de
las naciones a la autodeterminación en un sentido luxemburguista. Así
pues, y especialmente desde los acontecimientos “soberanistas” de
Cataluña, el PCPE ha desplegado toda una teoría política en la que
afirma que “sólo el socialismo dará a las naciones del derecho a la
autodeterminación”, negando en la práctica ésta de manera efectiva. Bajo
una pretendida imparcialidad entre burguesías, han negado toda la
teoría leninista sobre los pueblos y las naciones y han dado una vuelta
más a la tuerca en su proceso interno. Además, el PCPE ha posicionado
con anterioridad-así como los JCPC-que el PCPC sobre estas cuestiones,
condicionando el debate interno, coaccionando añadiendo posiciones
previas y en definitiva negando el carácter independiente del PCPC, ya
que si ni en esta cuestión puede decidir por sí mismo es que ha perdido
todo tipo de soberanía como partido.
Quinto-. Denunciamos que el PCPE y los
CJC están forjando un modelo de organización con una composición social y
dirigente absolutamente alejada de la clase obrera. Este es un modelo
donde se prima únicamente la capacidad del personal de dedicar horas y
horas a la militancia, sin tener en cuenta ningún otro factor ni dar a
los militantes ningún tipo de facilidad para desarrollar sus tareas. De
esta manera, los prácticamente únicos dirigentes de la organización son
aquellos que tienen una posición social y económica que les permite la
dedicación prácticamente profesional a las tareas políticas. Esto puede
comprobarse perfectamente en la composición de las direcciones del PCPE y
los CJC. Esta política, lejos de ser combatida, es generalmente
potenciada, apartando a aquellos militantes que no pueden cumplir de
manera mecánica con la totalidad de la carga de trabajo político por
cuestiones laborales, familiares o de estudios y colocando en la misma
responsabilidad a militantes con literalmente más tiempo libre. Este
modelo, lejos de acercar a la clase obrera al proyecto comunista sólo
hace que alejarla, profundizando en un modelo que está generando unas
dinámicas de trabajo y dirección que son propias de la pequeña burguesía
y que desprecian el papel de la colaboración dad y de la democracia
interna.
Sexto-. Manifestamos que el PCPC es
plenamente consciente de la situación que hemos ido exponiendo en este
documento y que durante muchos meses sus dirigentes han compartido y
defendido estas posturas. Ante el claro intento de liquidación que
estaba sufriendo el PCPC por parte de sus propias juventudes, este
inició un proceso de vigilancia revolucionaria que contó con la
colaboración de destacados cuadros y militantes de los JCPC, incluido el
responsable de organización del Comité Nacional o más de la mitad de
miembros del Comité Regional del Barcelonès. Durante este proceso,
dirigido por el actual secretario general del PCPC, éste pudo certificar
las sospechas sobre el liquidacionismo de los JCPC y sus máximos
dirigentes. Asimismo, esta vigilancia revolucionaria pudo interceptar
numerosa documentación intercambiada vía correo electrónico entre los
dirigentes de JCPC y el CE del PCPE que certificaban la complicidad de
éste en la destrucción del PCPC. Parte de estas comunicaciones fueron
luego enviadas a algunos responsable de base de los JCPC por parte del
CN en un mentiroso y cínico intento de vender transparencia a la
militancia cuando dimitió el responsable de organización y se dieron
cuenta de que estos era leal al partido y había estado informando de los
movimientos internos. Ni siquiera este falso intento de rendir cuentas
fué tolerado por parte del PCPE, que cortó de raíz antes de iniciar
cualquier discusión dentro de la organización. Con toda la documentación
que había logrado recopilar el PCPC, existían elementos sobrados para
proceder a una expulsión fulminante de los conspiradores de JCPC o
incluso liquidar la juventud como tal. Éste, en un primer momento
procedió con cierta contundencia ante el PCPE sobre la cuestión,
consiguiendo la retirada de ciertos documentos del 8 Congreso de los
CJC. Lentamente, el PCPC se dejó arrastrar por parte del PCPE a una
enferma dinámica de negociaciones y pactos que consumó con la
realización del I Congreso del PCPE, que situaremos a continuación. Ante
el desarrollo de los acontecimientos y la posición cada vez más
inoperante de los dos dirigentes del PCPC que en la práctica constituían
y constituyen la dirección de este, un grupo de militantes fuertemente
implicados en el proceso nos reunimos con el anterior y actual
secretario general para manifestar nuestra voluntad de abandonar la
organización. Durante esta reunión los dirigentes del PCPC nos
solicitaron encarecidamente que continuáramos como miembros del Partido,
a la vez que nos prometieron que terminarían con la situación antes de
la realización del congreso, en el que ningún miembro de los
liquidadores de los JCPC pasaría a formar parte del CC. Ante estas
promesas, todos individualmente decidimos seguir militando hasta la
realización del Congreso.
Séptimo-. Denunciamos que el PCPC ha
entrado en una dinámica de negociación y pactos que se aleja
absolutamente de cualquier consideración política y que responde
únicamente al mantenimiento de familias internas. Los militantes de
JCPC, tras solicitar infructuosamente la expulsión de Fernando Nieto,
actual secretario general del PCPC y de Carlos Masip, anterior
responsable político de los JCPC y militante del PCPC, y al ver que con
la confrontación directa no podrían conseguir ningún de sus objetivos,
iniciaron una dinámica de obviar los conflictos políticos e iniciar un
proceso de coacción y de turbias negociaciones. Primeramente, hay que
dejar constancia de que durante todo este tramo final del proceso,
numerosos militantes han ido causando baja del proyecto debido a las
discrepancias, a la situación personal interna de muchos de ellos y su
abandono por parte del PCPC ante el acoso de los JCPC. En el último CN
con la presencia del anterior responsable de organización, unas semanas
antes del congreso del PCPC, los JCPC deciden que sus exigencias son la
colocación del dúo proveniente del CC de los CJC, es decir, Ramón
Fernández y Albert Camarasa, el CE del PCPC, con la responsabilidad de
organización para este último. En esta reunión se acuerda que cualquier
victoria por debajo de estos objetivos representa la destrucción del
PCPC y por lo que ante un hipotético fracaso, pasarán a crear un “cordón
sanitario” en torno al Partido. Este claro acto de conspiración contra
el Partido y que representa en la práctica la ruptura de relaciones, fue
conocido por parte de los dirigentes del PCPC, que de nuevo se negaron a
actuar. A partir de este momento, los dirigentes de los JCPC junto con
el PCPE no pararán de coaccionar al PCPC para incorporar a estos dos
personajes a los cargos que exigen. Toda esta presión va ligada a
amenazas de ruptura y ruptura de relaciones por parte del PCPE, lo que
acaba provocando el debilitamiento de las iniciales posiciones de los
dirigentes del PCPC y, finalmente, su incorporación a esta dinámica
perversa. Y es bajo este clima de negociaciones turbias, ilegales,
opacas y criminales por el Partido que se llega a la realización del
congreso.
Octavo-. Impugnamos la realización del I
Congreso del PCPC y declaramos su ilegalidad. Ya en salas contiguas a
la de realización del plenario del Congreso durante los minutos previos a
su inicio, el invitado Carmelo Suárez, secretario general del PCPE,
negociaba con los dirigentes presentes los JCPC su incorporación al CC
del PCPC. Estas reuniones de carácter ilegal y sin ningún fundamento en
el centralismo democrático siguieron realizándose de manera escandalosa
durante todo el desarrollo del congreso a ojos de toda la militancia.
Desarrollados los documentos políticos del congreso-en los que los
dirigentes de los JCPC actuaron como una fracción descarada que ser
derrotada una y otra vez-llegó el momento de escoger la comisión de
candidaturas. Los dos dirigentes con pretensiones de cargo propusieron
en ese mismo momento como integrantes cada uno respectivamente de cada
comisión-candidaturas y resoluciones-para poder controlar el proceso. La
militancia rechazó su incorporación a la comisión de candidaturas. Tras
la aprobación de la comisión, esta se reunió y tuvo que recibir
directamente el chantaje y las indicaciones de los dirigentes del
PCPC-que habían cerrado toda la cuestión en sala contigua-para
incorporar finalmente a uno de los conspiradores en la lista del CC.
Posteriormente se procedió a la aprobación de la metodología.
Sorprendentemente, y obviando los procedimientos recogidos en los
Estatutos del PCPC, la comisión de candidaturas propuso la votación de
una lista única a mano alzada y en bloque. Tras las protestas de gran
parte de la militancia, se procedió a la votación del método, ganando la
opción propuesta por la Comisión con el apoyo de los secretarios
generales y por un estrecho margen. Al llegar el turno de las
votaciones, como diríamos coloquialmente, se destapó todo el pastel que
los dirigentes del PCPC habían estado escondiendo bajo la alfombra y
esquivando a través de los pactos y las negociaciones pasteleras. Roma
no paga traidores, y los dirigentes de los JCPC hicieron saltar por los
aires el Congreso atacando a algunos de los militantes leales y
destapando todo el conflicto. Ante la extrema gravedad del conflicto,
algunos militantes solicitaron la postergación o ampliación del
Congreso. En el mismo momento que el futuro secretario general estaba
anunciando que el Congreso se reanudaría por la tarde para abordar la
cuestión, el invitado Carmelo Suárez cortó el congreso, y exigió por él 5
minutos. Acto seguido salió por la puerta con dos de los tres
dirigentes de los JCPC presentes en la sala y volvió de nuevo al cabo de
un rato tomando la palabra. Para consumar el golpe de Estado, propuso
una lista de CC sin los miembros leales procedentes de los JCPC y con la
incorporación de uno de los conspiradores. Ante la solicitud de algunos
delegados presentes de tomar la palabra, Carmelo Suárez negó cualquier
intervención y obligó al conjunto de la militancia del PCPC a someter a
votación su lista al CC. Después de la votación, y en una escena
absolutamente surrealista, dio paso a la reunión del CC para escoger el
nuevo secretario general, que en unos pocos segundos estaba elegido.
Noveno-. Exponemos que después de este
golpe de Estado, varios militantes del PCPC hicimos llegar nuestras
consideraciones, en las que la tónica general era la solicitud de
convocatoria de un Congreso Extraordinario para las gravísimas
irregularidades que se habían cometido y para debatir de manera
colectiva y de una vez por todas el conflicto con los CJC / CJC / PCPE.
Más allá del grandísimo conjunto de irregularidades y prácticas
absolutamente alejadas del marxismo que hemos enumerado anteriormente,
se encontraba la ilegalidad del CC, que no había sido elegido por el
número de votos necesarios, pero que ante el golpe de Estado perpetrado
por Carmelo Suárez fue imposible de denunciar. En la primera reunión del
CC “elegido” por el I Congreso, éste se ha visto en la obligación de
convocar un Congreso Extraordinario para septiembre ante la ilegalidad
de la dirección actual y de la metodología para la que había sido
elegida, que iba contra los Estatutos del PCPC. Pero el CC, lejos de
reflexionar y aprovechar la oportunidad para convocar a un debate
político y afrontar definitivamente la situación desde una perspectiva
colectiva y política, ha decidido ratificar toda la dinámica de
negociación y pactos. En una circular interna, afirman en un acto de
cinismo surrealista y sin precedentes que el conflicto político con los
JCPC y el PCPE ha quedado resuelto con la realización del congreso, a la
vez que en un claro acto de homenaje y certificando el pacto entre
caballeros al que han llegado Fernando Nieto y Carmelo Suárez, daban las
gracias a este último por los sirve realizados durante el Congreso.
Para finalizar, convocan el Congreso Extraordinario para septiembre,
dándose hasta entonces margen para ir de célula en célula-las pocas que
tiene el PCPC-para preparar el terreno y dar su versión de los
conflictos. Para rematar, los dos secretarios generales han organizado
un CE formado por ellos dos y dos militantes que llevan escasos meses a
la organización, apartando a históricos dirigentes del PCPC que habían
plantado cara y criticado la manera de proceder del Partido en todo este
proceso. Por tanto, a pesar de considerar hasta hace poco que el PCPC
en sí mismo seguía siendo un instrumento válido para la lucha política
del proletariado, creemos que este está actualmente secuestrado por la
dinámica de chantaje gangsteril de los JCPC y la coacción y
fiscalización agresiva del PCPE, y que existe una imposibilidad
manifiesta de rectificar esta situación dentro del actual marco, ya que
el Partido está más centrado en defender sillas personales que en
desarrollarse y luchar con todas sus capacidades.
Para todos los hechos y acontecimientos expuestos anteriormente:
Declaramos a través de este comunicado
nuestra baja-los que aún quedamos dentro-como militantes del PCPC y los
CJC / JCPC y hacemos un llamamiento a todos los militantes a seguir
nuestros pasos y comenzar la creación de un nuevo proyecto marxista
-leninista para Cataluña. Este proyecto se sustentará en los siguiente
puntos:
1. Marxismo-Leninismo como guía rector de nuestro pensamiento y actividad.
2. Centralismo democrático como forma
organizativa del Partido Comunista, así como de sus destacamentos
previos. Especial importancia de la democracia interna en base a la
experiencia adquirida.
3. Carácter independiente de los comunistas de Cataluña y su organización.
4. Reconocimiento real del derecho de
autodeterminación de los pueblos. Especial destino de esfuerzos en
recomponer una teoría marxista-leninista actual para Cataluña.
5. Vínculo con las masas. Alejamiento de
los métodos propios de la pequeño burguesía y acercamiento e
incorporación de la clase obrera a las organizaciones de vanguardia de
esta.
Aprovechamos este comunicado para
saludar a los camaradas de la UJC-Madrid, los CJC de Castilla La Mancha y
de Unión Proletaria que recientemente han abandonado el PCPE, y con los
que compartimos gran parte de las críticas que han ido desarrollando en
varios documentos recientes. Asimismo, manifestamos nuestra voluntad de
participar de cualquier iniciativa que nos conduzca a la creación de un
partido de vanguardia para la clase obrera en Cataluña y en España.
Firman:
Grupo de militantes y ex militantes de los JCPC y el PCPC
En los proximos dias analizaremos el flaco favor que estos jovenes le hacen al movimiento obrero.