España aumenta su presupuesto ligado a la compra de 'Material Antidisturbios y Equipamientos Específicos de Protección y Defensa' en cerca de un 1.900% entre los años 2012 y 2013.
La partida para el material antidisturbios aumenta de 173.670 euros en 2012 a 3,26 millones de euros en 2013. Para 2016 la inversión prevista superará los diez millones de euros, ya que se pretende modernizar el material que emplean las unidades antidisturbios.
Entre otros articulos la Policía española será abastecida de chalecos antibalas, gases lacrimógenos, porras, escudos y pelotas de goma. Pero también se planea incorporar armamento utilizado en conflictos bélicos. En concreto, se habla de fusiles láser (que provocan ceguera transitoria o definitiva), cañones de sonido (probados en protestas en EE.UU. y que generan vértigo y náuseas en la persona) y cañones de microondas que provocan quemaduras y dolor. A este grupo se incorporan armas que parecen salidas de la ciencia ficción como fusiles electromagnéticos y lanzadores de espuma que inmovilizan a las personas pegándolas al suelo.
Con esta medida, las autoridades de España pretenden combatir la creciente ola de protestas que ha sacudido a la península en los últimos años olvidando que atentan contra leyes que regulan el uso de estas armas, desde la Convención contra la tortura hasta los Convenios internacionales contra las armas químicas.
El Centro de Estudios por la Paz J.M. Delàs, que se ocupa de temas ligados al desarme y la paz, advirtió de que asistimos a la "militarización de la Policía" en cuanto a sus procedimientos de actuación y al tipo de materiales usados.
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